Cada año se producen en España más de 56.400 nuevos casos de pacientes que presentan verrugas genitales o condilomas, producidas en la mayoría de los casos por los tipos 6 y 11 del virus del papiloma humano (VPH). Se trata de la infección viral más frecuente de entre todas las de transmisión sexual y se estima que tan solo el 5-10% de los casos estarían producidos por otros tipos y de entre ellos, algunos considerados de riesgo para la transformación neoplásica como son el 16 y 18, responsables de las displasias severas o de carcinoma de cuello de útero, pene, ano o vulva.
Las costumbres sociales y los cambios culturales guardan una relación directa con la frecuencia de aparición de verrugas genitales y entre ellos, se señalan como los más importantes el inicio precoz de las relaciones sexuales y el aumento en el número de parejas sexuales. La incidencia de nuevos casos y las recurrencias, una vez solventado el proceso inicial, son muy elevados. Estos datos se reflejan en la guía ‘Verrugas genitales. Un enfoque práctico’, elaborado por la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO) en colaboración con BIAL.
‘A través de esta guía queremos ayudar a mejorar el abordaje cotidiano de las verrugas anogenitales, facilitar la comprensión de su presencia y ofrecer un algoritmo que facilite y mejore la eficacia a la hora de elegir entre el arsenal terapéutico que disponemos’, subraya la Dra. María Jesús Cancelo, jefe de Servicio de Ginecología y Obstetricia. Hospital Universitario de Guadalajara y co-autora de esta guía.
La guía pretende proporcionar a los profesionales sanitarios que tratan con la patología relacionada con el VPH, una herramienta practica para el manejo, especialmente de las verrugas anogenitales. A pesar de ser una patología muy estudiada y con gran repercusión en la presión asistencial para ginecólogos, dermatólogos y médicos de Atención Primaria, en la actualidad no existe un consenso o protocolo de actuación en la clínica diaria ante pacientes que sufren manifestaciones clínicas del VPH.
Según la Dra. Cancelo, ‘en la actualidad contamos con tratamientos eficaces y bien tolerados y el apoyo multidisciplinar que facilita el diagnóstico y seguimiento de estos pacientes’. Asimismo, existen nuevos tratamientos tópicos, autoaplicados por el paciente, como las sinecatequinas del té verde, que proporcionan beneficios no solo a corto plazo, sino también a largo plazo, reduciendo la aparición de recurrencias.
Según el Dr. Silvio Tatti, presidente de la Federación Internacional de Patología Cervical y Colposcopia (IFCPC) y co-autor de la guía, ‘el tratamiento con sinecatequinas pretende no sólo actuar directamente sobre las lesiones visibles erradicándolas, sino llegar hasta el origen de las mismas, el VPH, actuando así sobre las lesiones subclínicas y evitando que el problema persista o recidive, a diferencia de tratamientos ablativos que solo actúan en el corto plazo’.
Según la Dra. Cancelo, ‘la colaboración interdisciplinar para el abordaje del VPH va a brindar mayores beneficios para la persona que la padece. Y además, son múltiples los profesionales sanitarios que de una manera u otra se verán implicados en ello’. El médico de AP suele ser el primer eslabón, y el primer lugar donde acude el paciente, pero ‘ginecólogos, urólogos y dermatólogos, actuamos en muchas ocasiones como los confidentes en esta patología, que va más allá de los aspectos puramente médicos para entrar en las relaciones sociales, de pareja y que influyen en la calidad de vida de la persona que la padece’, añade la experta.
‘Un aspecto que llama la atención, en muchos casos, es la demora en la búsqueda de ayuda. Posiblemente, el hecho de ser una infección de transmisión sexual, genera sentimientos de culpa por posibles infidelidades y ello conduce a demorar el diagnóstico y tratamiento’, comenta la especialista. Asimismo, es importante poder utilizar de forma racional los recursos diagnósticos de los que disponemos para identificar todas las variantes clínicas que pueden presentar las lesiones externas producidas por el VPH y saber cómo diferenciarlas de otras formas anatómicas y patológicas que pueden inducir a error.