Que el inglés es la asignatura pendiente de los españoles no es ningún secreto. Ya desde el colegio, los niños españoles manifiestan muchos problemas para conseguir competencias básicas en este idioma y conforme van creciendo el asunto no se soluciona. De hecho, España posee uno de los niveles más bajos de conocimiento de inglés dentro de la Unión Europea. En concreto, en nuestro país habla y entiende este idioma un porcentaje que oscila entre el 20 y el 29% de la población. Estas cifras son especialmente importantes en la época de interconectividad que nos ha tocado vivir. Saber inglés es casi un prerrequisito para relacionarnos o para emprender cualquier tipo de carrera académica o profesional. Más aún si se trata de Medicina, si se aspira a ser un profesional con un destacado papel en la comunidad médica mundial o, aún más importante, si se pretende no cometer errores con los pacientes.
Y es que, hoy en día, el 98% de los resultados científicos que se publican se hace en inglés, independientemente del país en el que se produce la investigación. El predominio del inglés en la ciencia ha supuesto más de un dolor de cabeza para los médicos de habla hispana, quienes se han pasado muchas noches en vela peleando con la gramática inglesa para publicar el resultado de sus análisis y averiguaciones. No les ha quedado otra si aspiran a que sus conclusiones tengan repercusión a nivel internacional. ‘Un artículo mal escrito nunca será aceptado para su publicación en una revista que se precie’, asegura la doctora Isabel García Gimeno, directora del curso de medicina en inglés Spanish Doctors. Del mismo modo, un ponente con un mal inglés ‘no queda bien ni nos deja bien a nivel internacional’.
Sin embargo, éstas no son las únicas consecuencias del escaso dominio del inglés por parte de la comunidad médica española. Lo que más preocupa a profesionales e instituciones es que esta deficiencia académica pueda seguir provocando ‘malentendidos lingüísticos’ que deriven en errores médicos irreversibles. La Dra. Gacía Gimeno matiza que ‘la responsabilidad de ver pacientes que no hablan español es exigente’. Tanto es así que apunta como algo básico que a cualquier tipo de formación, ya sea online o presencial, se añada como sub-lenguaje ‘el inglés de los pacientes’.
Tener un buen nivel de inglés también ayudará a que nuestro país no se juegue su reputación en el ámbito del turismo sanitario. España es un destino privilegiado porque cuenta con un servicio de salud reconocido a nivel mundial, muy competitivo, con una buena relación calidad precio, con instalaciones de máximo nivel y con un sector turístico muy desarrollado. Estas características han hecho que las previsiones de recepción de turistas sanitarios sean bastante optimistas, llegando incluso a los 100 millones de euros de cara a los dos próximos años. Sin embargo, todavía hay muchos aspectos que se deben pulir para atender adecuadamente las necesidades propias de toda esta diversidad cultural y el dominio del ‘inglés de los pacientes’ es el más importante de ellos.
Pasar más tiempo en el extranjero suele ser una solución para aprender el inglés. Los médicos españoles lo contemplan como una oportunidad inmejorable no solo para practicar el idioma, sino también para aprender de la práctica médica o investigadora de otro país y colaborar en proyectos internacionales. Pero ¿es suficiente o hacen falta herramientas de formación continuada desde el país de origen? Para la doctora García Gimeno, la respuesta está clara. Opina que tener un cierto nivel de inglés previo es fundamental. La experta llama a tener en cuenta que el idioma es uno de los principales de obstáculos que ha frenado a los médicos que en los últimos años se han planteado cruzar las fronteras para poder desarrollar su profesión y paliar la situación de precariedad y desempleo del sector en España.