Hoy en día, pocas personas se atreverían a definir la ideología del presidente Richard Nixon como liberal radical. No obstante, hace 44 años propuso un plan de salud que iba mucho más allá de lo que actualmente propone Barack Obama con su Ley de Protección al Paciente y Cuidado de Salud Asequible (Patient Protection and Affordable Care Act), popularmente conocida como Obamacare. Dos presidentes, 40 años de diferencia, pero con los mismos objetivos en el ámbito de la salud: mejorar la salud de la nación mediante la subvención del pago del seguro de salud a las personas que, por sus bajos recursos económicos, no pueden permitírselo. Ahora, un equipo de la Universidad de Michigan Medical School compara la realidad y la retórica de los esfuerzos de estos dos presidentes.
En el artículo ‘Nixon or Obama: Who Is the Real Radical Liberal on Health Care?’, publicado en la revista Pediatrics, un equipo de la Unidad de Investigación y Evaluación de la Salud Infantil de la Universidad de Michigan Medical School compara la retórica política que han utilizado demócratas y republicanos de cada época tanto para convencer sobre la pertinencia de estas medidas sanitarias como para avivar la llama de sus detractores. Y es que, ambos planes se han encontrado con una importante oposición que ha utilizado refinadas técnicas de lenguaje para persuadir a la sociedad estadounidense en contra de la modificación de la ley de sanidad.
Los investigadores aprovechan las similitudes entre los planes de ambos presidentes en el ámbito sanitario para analizar cómo se utilizan las estrategias de retórica política cuando se trata de salud pública y ‘para demostrar los peligros de elevar el partidismo ciego durante un debate significativo sobre temas importantes para la salud de nuestra nación’, apunta el investigador Gary Freed, uno de los autores del estudio. Este experto indica que, ‘aunque las propuestas de Nixon eran mucho más liberales que la Ley propuesta durante el primer mandato del presidente Barack Obama, la retórica dirigida contra ésta ha sido mucho más inflamatoria’.
Así, mientras el plan republicano de Nixon solo recibió desprecio y burlas porque suponía un modelo demasiado liberal incluso entre los integrantes del partido demócrata, la oposición al Obamacare ha sido mucho más corrosiva: la propuesta del presidente Obama ha sido calificada como ‘un plan radical liberal’, como ‘medicina socializada’ y ‘asesino del trabajo’. Y eso que Nixon preveía cubrir a muchas más persona con su enfoque. Éste no llegó a ninguna parte porque entonces los demócratas tenían sus miras puestas en un enfoque de un solo pagador, ‘medicina socializada’, que se financia a través de un impuesto sobre la nómina, al igual que el Seguro Social y Medicare. De haber sido apoyado, no existiría ese 33% de la población estadounidense que hoy en día sigue sin seguro y, por tanto, sin cobertura sanitaria.
Gary Freed pretende que las conclusiones de este estudio sirvan para ayudar a reflexionar a los políticos. ‘Espero que este análisis oriente a la clase política a enfocar sus esfuerzos a tratar de conseguir lo mejor para el pueblo estadounidense y no catalogar las propuestas simplemente porque les llegan por parte de un partido o de otro’, concluye.
