Indignación en la SER por las ‘renovaciones’ y el fichaje de Joaquín Prat

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La plantilla de Cadena SER no entiende nada. Durante todo el año la emisora ha realizado más de cincuenta despidos en Madrid y en regiones, que se suman a un centenar producido en los últimos dos cursos. La explicación de la empresa siempre ha sido que los ingresos publicitarios caen y que la empresa debe hacer esfuerzos para mantener los beneficios. En esta lógica no entienden cómo la empresa emprende millonarios fichajes como el del televisivo Joaquín Prat para la nueva temporada de ‘Carrusel Deportivo’.

Vicente Jiménez está próximo a cumplir medio año al mando de la Cadena SER, un periodo que le ha servido para entender qué es la Radio –ha sido un histórico de ‘El País’- aplacar la revuelta de la plantilla de Madrid por los últimos despidos, impulsar nuevas salidas en regiones y hacer pequeños retoques en el equipo, amenazado por la marcha de Iker Jiménez y los rumores de la salida de Pepa Bueno y de Julio Maldonado Maldini.

En este complejo panorama Vicente Jiménez optó por sacar la chequera y por fichar y ‘renovar’ a golpe de talonario, a sabiendas de que esto le generaría nuevas divisiones con la plantilla. El primero y silencioso movimiento fue confirmar a Pepa Bueno. Durante todo el año el rumor de su posible marcha definitiva a Mediaset ha estado instalado en los pasillos de Gran Vía 32, ante lo que Jiménez ha respondido con una ‘consolidación’ de la ficha de la presentadora que –ahora sí- ha jurado fidelidad a su emisora.

Un segundo movimiento ha sido reforzar la animación de ‘Carrusel Deportivo’ huérfana desde la marcha de Pepe Domingo Castaño hace cinco años y que no ha podido volver a funcionar a pesar de las sucesivas sustituciones. Jiménez fichó a Joaquín Prat, un televisivo, que vuelve a la radio con una millonaria ficha, acorde con su salario en Mediaset y el desgaste que significará trabajar las mañanas con Ana Rosa Quintana y los fines de semana y noches con Cadena SER.

El tercer movimiento que hemos conocido ha sido la renovación de Maldini que sorprendentemente en julio cambió de idea y desestimó la oferta de COPE para quedarse en Cadena SER, millonaria oferta mediante. Y todo ello casi al mismo tiempo que se produce un goteo de despidos en regiones que ha afectado al menos a quince personas desde mayo y a nueve ciudades diferentes. Pocos entienden que una emisora que quiere ahorrarse salarios de periodistas y técnicos locales, luego reviente el mercado para mantener a sus estrellas contentas.

Es por ello que durante todo el verano la situación ha empeorado y la plantilla comienza a cansarse. No es un descontento de los sindicatos, que sabemos que poco hacen por sus trabajadores en la Cadena SER, pero si es un cabreo generalizado de todo el equipo. Una verdadera olla de presión que podría estallar en septiembre si es que se reactivan los despidos como sabemos está previsto. El enfrentamiento puede ser directo en una emisora que sigue ganado dinero, gastando en grandes fichajes, pero que no para de reducir su capital humano.

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