¿A qué se enfrenta el restaurante que le cobró 25 céntimos por una Aspirina a un cliente?

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Las nuevas tecnologías digitales y las redes sociales están permitiendo a los ciudadanos una mayor capacidad de visibilidad y expresión. Cada vez son más las personas que utilizan estas herramientas para denunciar irregularidades, hacer pública su disconformidad con respecto a algunas medidas o decisiones políticas o para destapar abusos. Precisamente esto es lo que ha hecho un cliente de un restaurante de Girona al comprobar que la Aspirina que había pedido para que se le pasara el malestar provocado al final de la comida le fuera incluida en el ticket a un precio de 25 céntimos.

Indignado al descubrir un coste que no había contemplado, el cliente subió el pasado 19 de agosto a su perfil de Twitter una fotografía de la cuenta que recibió del restaurante para difundir el ‘abuso’ que había sufrido. Su decisión prendió la mecha entre la comunidad de profesionales sanitarios con actividad en esta red de microblogging, que calificaron la actuación del restaurante como un delito contra la salud pública por venta ilegal de medicamentos. Incluso algún tuitero insinuó la posibilidad de denunciar al restaurante por el simple hecho de facilitar fármacos a un cliente sin estar autorizado para ello.

Y es que, ¿puede un restaurante facilitar un medicamentos a un cliente que lo solicite? En el artículo 3 de la Ley de Garantías y Uso Racional del Medicamento se especifica quiénes están autorizados para la custodia, conservación y dispensación de medicamentos de uso humano. Entre ellos están las oficinas de farmacia, los servicios de farmacia de los hospitales, los centros de salud y las estructuras de Atención Primaria del Sistema Nacional de Salud. Ni restaurantes ni bares tienen tal credencial. La cortesía de facilitar una simple Aspirina en un establecimiento distinto a los autorizados para satisfacer la demanda de un cliente está tipificado como una infracción grave cuya sanción está contemplada entre los 30.001 a los 90.000 euros.

Los expertos advierten que cualquier medicamento, ya se trate de una Aspirina o cualquier otro producto que se dispense sin receta, tiene efectos secundarios y contraindicaciones que hay que tener en cuenta. No deja de ser un medicamento. Por lo tanto, pedirle un gelocatil al camarero o a nuestra vecina de abajo puede tener, en el mejor de los casos, nulos efectos sobre nuestra dolencia. Por muy propensos que seamos en España a tomar la iniciativa de ingerir medicamentos sin intervención alguna por parte del médico o del farmacéutico, debemos ser cautelosos. ¿Acaso hay alguien que nunca haya dudado entre tomar paracetamol o ibuprofeno para su dolor de cabeza?

Seguiremos informando…
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