Llorente & Cuenca recoge en un informe las principales conclusiones de la Cumbre Mundial de Comunicación Política que se ha celebrado en Santo Domingo. Un evento que ya cuenta con siete ediciones y que está destinado a los actores de la Comunicación pública, privada y gubernamental. Su objetivo es el de incentivar la exploración y alternativas para la optimización de la toma de decisiones y selección de la estrategia más adecuada, así como para establecer las mejores prácticas de Comunicación política, que pasan por la experiencia y la reputación. Según la propia consultora, este evento se ha convertido en uno de los mayores acontecimientos ‘para quienes buscan incesantemente actualizaciones, ejemplos de casos exitosos y técnicas innovadoras en términos de campañas electorales’.
Daniel Ivoskus, principal impulsor de esta Cumbre Mundial de Comunicación Política y Presidente del Comité Internacional Organizador, entiende que para diseñar estrategias ganadoras además de la capacitación es necesaria la experiencia. ‘En el universo de la Comunicación política es fundamental la interacción y el debate entre quienes actúan en el campo: políticos, consultores, encuestadores y periodistas. Tratamos de reunir a prestigiosos consultores políticos del mundo que cuenten con años de investigación, de reflexiones, pero también de experiencias aplicadas en campo, sosteniendo el concepto de que la Cumbre es la conjunción perfecta entre la academia y el anclaje empírico, a través del relato y el desarrollo de experiencias exitosas y otras no tanto’, añade.
Este informe de Llorente & Cuenca analiza, por tanto, el contenido de esta última Cumbre celebrada en Santo Domingo (un evento que también ha pasado por Ecuador, México, Argentina o Colombia), que ha contribuido a trasladar el concepto de reputación al ámbito de la Comunicación del arte de lo posible ‘porque, en la era de la ética, el político es el que más debe preconizar el más firme ejemplo de transparencia, dejando atrás la era de la estética tradicional’, asegura la consultora en el texto. ‘En medio de estrategias, nuevas tecnologías y formas de comunicar en procesos electorales debe estar presente el concepto de reputación bajo el paraguas de la ética. Un nuevo paradigma que implica cercanía, transparencia y mayor responsabilidad a nuestros dirigentes, que son el ejemplo de toda sociedad’, concluye.