España es uno de los pocos países que no tiene operador para la emisión de la Eurocopa que el próximo verano se jugará en Francia. Y es que la situación del mercado local es compleja ya que el concurso del año pasado convocado por la UEFA quedó desierto por las bajas ofertas económicas que realizaron los operadores españoles, tanto del pago como en abierto. Ahora las negociaciones se están realizando ‘in extremis’ y ‘cara a cara’ aunque con el hándicap de una ‘excesiva’ oferta de partidos en abierto.
La UEFA cerró a finales del año pasado la adjudicación de los derechos de televisión de la Eurocopa de Francia en la mayoría de los países del mundo, excepto en España donde a día de hoy –y menos de un año del comienzo del torneo- las negociaciones son inciertas y podrían incluso desembocar en que nadie se adjudique los derechos y que en el peor de los escenarios no se puedan ver los partidos más importantes del campeonato. Y es que la primera puja quedó desierta en el caso de España ya que las ofertas fueron muy bajas.
Las informaciones llegadas hasta prnoticias indican que en ese momento las principales operadoras privadas y las cadenas en abierto presentaron sus ofertas, pero éstas fueron insuficientes. Las fuentes consultadas indican que en la anterior Eurocopa se pagaron unos 40 millones de euros por todo el paquete –que se emitió mayoritariamente en abierto y en Telecinco- y que el objetivo de este año por parte de la UEFA era al menos superar esta cifra, considerando además que este año hay más competidores -24 equipos- por el cambio de formato en la competición.
El problema es que las ofertas que se hicieron para el pago desde España no se acercaban ni de lejos a estos montos. Los derechos en abierto quedaron cortos, pero los de pago se situaron a cifras inalcanzables respecto de lo que pedía la UEFA. Las fuentes consultadas indican que el principal hándicap para las negociaciones era que los operadores de pago consideraban que estos derechos no eran atractivos ni por tanto rentabilizables, debido a que el paquete inicial beneficiaba la emisión de partidos en abierto.
De hecho, el paquete incluía 23 partidos en abierto y el resto -28 partidos- hasta completar 51 partidos están configurados para el pago. Si en el caso de España además le sumamos la obligatoriedad de emitir todos los partidos de la Selección Española y de las semifinales y la final tenemos unos derechos extremadamente caros para el pago y muy poco atractivos para sus abonados. Si a eso le sumamos que la UEFA quería recaudar la mayor cantidad del dinero por el pago –unas tres cuartas partes de todo lo que se quería ingresar- estamos ante una negociación completamente estancada.
No obstante, ante la cercanía del evento, las cadenas de pago han retomado las negociaciones en un formato ‘cara a cara’, es decir que la UEFA está negociando directamente con cada operador y ya no habrá concurso público. Jaume Roures dijo la semana pasada en ‘El Partido de la 12’ que Mediapro se plantea seriamente pujar por estos derechos. Otro hecho que ha puesto nuevamente las pilas a las operadoras ha sido la nueva guerra por las ofertas de contenidos donde el fútbol nuevamente es el rey.
Movistar+ emite actualmente los encuentros de las clasificatorias europeas y la CNMC no les ha obligado a compartirlas por lo que es de los pocos derechos del fútbol que no están obligados a ceder. En el caso de los partidos en cerrado, las operadoras han pedido que se reduzca el número de partidos en abierto del paquete para poder subir su oferta, de lo contrario las negociaciones están condenadas al fracaso. Esto tiene de momento bloqueado todo el proceso de adjudicación de los derechos en abierto, ya que no se puede cerrar nada si no se sabe finalmente el número de partidos que se podrán ver gratis por televisión.
Respecto de los interesados TVE dijo ayer que no se planteaban pujar por unos derechos en los valores que se estaban moviendo actualmente, es decir se descartan antes de la puja final porque según su director José Ramón Díez ‘son precios totalmente fuera de mercado’. En el caso de Atresmedia y de Mediaset trabajan en diferentes fórmulas aunque siempre dependiendo del coste y de la rentabilidad que pueda tener el evento desde el punto de vista de la publicidad. Todo está abierto, pero el tiempo se agota.