Antonio Caño está siendo el director de ‘El País’ más resistido por su redacción en los casi 40 años de historia de la cabecera. Es que el periodista ha hecho hasta lo imposible por ganarse el rechazo de su equipo a base de una gestión de espaldas a sus trabajadores y de la mano de poderes políticos que se han instalado en la hasta hace no mucho tiempo impoluta agenda deontológica del periódico. Caño oculta el censo de los periodistas al tiempo que abandona a su suerte a una redactora frente a una querella que él mismo provocó.
El ruido es incesante en los pasillos de ‘El País’. Los trabajadores históricos de la plantilla estudian fórmulas para manifestar su descontento con la redacción y demostrar a la opinión pública que no están de brazos cruzados ante lo que muchos consideran el peor momento profesional del diario en sus cuarenta años de historia. Desde prnoticias os hemos venido avisando desde hace un par de cursos del notable deterioro en la calidad del diario, supeditado a los poderes políticos y desnortado ideológicamente.
Hace no mucho tiempo ‘El País’ era el referente de calidad periodística en todo el mundo de habla hispana pero hoy no es ni la sombra de lo que fue. Por el contrario, sus históricos seguidores ven con pavor las portadas que diariamente se convierten en ejemplo de manipulación y de periodismo puesto al servicio de los intereses empresariales y políticos de su editor el Grupo Prisa y de su presidente Juan Luis Cebrián.
Y en ello Antonio Caño ha tenido gran responsabilidad. El profesional sustituyó a un Javier Moreno que a su vez no supo tomar el testigo de Jesús Ceberio, parte del equipo fundador de la cabecera. Moreno comenzó esta deriva privilegiando las versiones ‘oficiales’ a la investigación periodística y el trabajo de campo. Ésta caída en la calidad informativa coincidió con el desplome de las ventas y en hundimiento del sector. El colofón fue el ERE que despidió 128 periodistas históricos de la cabecera en 2012.
Quienes vivieron este ERE concuerdan que estos despidos fueron la herida de muerte para el diario que perdió a su capital humano más valioso hasta la fecha. Y luego llegó Caño que en menos de dos años ha terminado de hundir al diario y –a diferencia de Moreno- enfrentándose sin cortapisas a su redacción. Los pocos profesionales del equipo fundador que van quedando ven con pavor cómo las informaciones se manipulan y amoldan a otros intereses que no son los periodísticos.
En esta línea al menos cuatro profesionales han abandonado ‘El País’ argumentando presiones, un hecho que ha hecho saltar las alarmas del Comité de Redacción y los sindicatos que intentaron someter a votación de la redacción una carta de protesta contra la deriva que estaba tomando el diario. Pero Caño lo impidió ocultando el censo de los redactores y a cambio ofreció reuniones personalizadas con cada área.
Pero la gota que ha colmado la paciencia de todos ha sido la actuación de Caño en la querella que le ha interpuesto Jaume Roures por unas informaciones que apuntaban a cuentas millonarias en paraísos fiscales. Caño no sólo no ha aportado ningún dato que apoyara estas informaciones sino que en un escrito ha solicitado ser excluido de la acusación desligándose de toda responsabilidad y descargando la culpa en la redactora de la noticia.
La información fue publicada en portada y con toda seguridad ordenada y revisada por Caño, por lo que nadie entiende como ha intentando desligarse de un hecho tan evidente y con la única intención de salvarse judicialmente. Esta situación ha generado un profundo rechazo en la redacción y son muchos los que piden el puesto de Caño. Incluso hay una corriente que se está planteando seriamente solicitar formalmente su destitución. Además se barajan maneras de mostrar el descontento y hacerlo público. La batalla continúa.