Los pacientes y usuarios de las farmacias demandan la figura de un farmacéutico comunitario profesional, preparado, especializado y centrado en el paciente, para lo que es necesario insistir en la integración de estos profesionales en el sistema sanitario, sometiéndose a un proceso constante de formación y actualización de conocimientos. Así se ha puesto de manifiesto durante la sesión, celebrada en el Hotel Hiberus de Zaragoza, del evento ‘El farmacéutico que necesitas’, una iniciativa de la Sociedad Española de Farmacia Familiar y Comunitaria (SEFAC) y ratiopharm, que cuenta con la colaboración del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Zaragoza, con la que se quiere contribuir a reforzar la visión del farmacéutico comunitario como agente sanitario indispensable en el Sistema Nacional de Salud y en la sociedad.
Este evento ha acogido, por un lado, la presentación del libro Cómo debe ser la farmacia que necesita la sociedad, que han editado SEFAC y ratiopharm, y que recoge los resultados del estudio ‘refcom, La realidad de la farmacia comunitaria en España’; y, por otro, una serie de propuestas para la mejora de la relación farmacéutico-paciente.
Tal y como se desprende del estudio refcom (en el que se ha entrevistado a 1.000 ciudadanos, 800 farmacéuticos y a las principales asociaciones de pacientes y consumidores), el farmacéutico comunitario es un profesional muy valorado por la población, pero la sociedad demanda una mayor proactividad en su labor asistencial, en la provisión de servicios y una mejor comunicación de sus actividades.
Vicente J. Baixauli, vicepresidente de SEFAC y uno de los coordinadores del documento, señala al respecto que ‘la población nos demanda que aportemos más información a la hora de prestar los servicios, establecer una relación de confianza personal, y comprobar que el paciente ha obtenido la información necesaria, la ha comprendido y la ha asimilado’. En la misma línea, Javier García, director de Marketing y responsable del proyecto refcom de ratiopharm, destaca ‘a importancia de insistir en una mayor formación al farmacéutico, para reforzar el valor añadido de sus intervenciones y aumentar la comunicación con el paciente, trasladándola a su vez a la relación con el médico, para favorecer la adherencia terapéutica, donde el papel del farmacéutico es clave’.
Y es que, aunque tanto la población general como, en particular, los pacientes, dan una buena nota a la labor de los farmacéuticos comunitarios (un 7,4 de media sobre 10 y el 78% de la población considera que son profesionales que mantienen actualizados sus conocimientos), el 49% de los usuarios de farmacia opina también que los conocimientos de estos profesionales no se aprovechan lo suficiente y solo el 51% cree que el farmacéutico comunitario está bien integrado en el sistema sanitario.
De hecho, solo un 9% de la población reconoce a la farmacia comunitaria como un centro exclusivamente sanitario, por lo que el documento propone que se trabaje en modificar la estructura de las farmacias para disponer de una zona de atención personalizada donde atender de forma confidencial a los pacientes y modificar así su imagen de establecimiento comercial.
En cuanto a la provisión de servicios, tanto la población general como los pacientes tienen buena predisposición a hacer uso de ellos a un precio asequible. Algunos de estos servicios serían la cesación tabáquica, análisis de colesterol y azúcar, prevención de enfermedades y revisión y detección de los problemas de medicación. Otros servicios más valorados por las asociaciones de pacientes son la atención domiciliaria, el seguimiento farmacoterapéutico a los pacientes crónicos y el asesoramiento relacionado con el uso de medicamentos que no necesitan prescripción médica.