En los últimos días, todo han sido malas noticias para Grupo Volkswagen. Tras reconocer que las emisiones de gases de sus vehículos habían sido trucadas eludiendo las normas medioambientales de Estados Unidos, no han parado de lloverle críticas y acusaciones que han propiciado su caída en bolsa y la pérdida de su reputación. Pero más allá del engaño, el daño moral o el atentado a la dignidad que haya ocasionado en los compradores de sus vehículos, lo verdaderamente grave es que Volkswagen ha atentado contra la salud de las personas y la calidad de vida de los pacientes de todo el mundo. Así lo ha denunciado el pasado sábado el Defensor del Paciente ante el Juzgado Central de Instrucción de Guardia de la Audiencia Nacional.
La presidenta de la Asociación, Carmen Flores, entiende que la Audiencia Nacional ‘debe hacerse cargo cuanto antes de este grave atentado a la salud’, un bien sagrado y protegido constitucionalmente e íntimamente ligado a la calidad medioambiental. Según argumenta, las emisiones producidas por Volkswagen ‘sin control’ y ‘con una evidente mala fe’ han dañado la calidad del aire, del suelo, del agua y de los alimentos, ya sean de origen vegetal o animal. Este hecho ha podido contribuir a un aumento del número de pacientes diagnosticados en los últimos años de algún tipo de patología respiratoria o gastrointestinal y, por consiguiente, a un incremento de los costes del Sistema Nacional de Salud. Y es que, según la Organización Mundial de la Salud, los vehículos emiten gases potencialmente cancerígenos para la salud.
La Asociación ha formulado la denuncia por un presunto delito de publicidad engañosa y le imputa a los denunciados la posible comisión de un delito contra los recursos naturales y el medioambiente. ‘Les preocupaba mucho los costes de reducir un gramo la emisión de CO2 a la atmósfera porque les suponía un coste de unos 100 millones de euros cada gramo de emisión reducida; sin embargo, no les preocupaba en absoluto engañar al paciente-consumidor y contribuir al deterioro de su salud y a que los sistemas públicos de forma mayoritaria asumiesen el coste en salud, en tanto en cuanto engrosaban su cuenta de resultados’, apunta Carmen Flores.
El daño no será cuantificable hasta que la empresa dé el número de vehículos exactos que han estado produciendo la contaminación, pero Carmen Flores pone las cifras sobre la mesa: ‘Se estima que cada año fallecen al menos 16.000 personas en España por y como consecuencia de la contaminación atmosférica, y esos son solo los fallecidos, pero si se suma la cifra de afectados con otras enfermedades la cifra crece exponencialmente’. Por ello, anima a todos los afectados a que se sumen a esta denuncia y reclamen la totalidad de los daños y perjuicios que les ha ocasionado Volkswagen. La denuncia sucinta sobre los hechos sin perjuicio de ser ampliada a medida que se vayan conociendo más datos.