Los pacientes cargan sin contemplaciones contra la revista ‘Mía’

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Ante la avalancha de comentarios de lectores exigiendo responsabilidades, de denuncias de pacientes indignados por sentirse agredidos y de reproches de expertos por faltar a la rigurosidad científica, los responsables de redacción de revista ‘Mía’ se han visto obligadas a reaccionar. A través un breve párrafo en su página de Facebook, aseguran que lamentan ‘que se preste a confusión’ el artículo ‘Alternativas naturales a la quimioterapia’ firmado por Carmen Castellanos y en el que se asegura que existen métodos alternativos a la quimioterapia, como la acupuntura o el reiki, que luchan contra los tumores sin provocar los efectos secundarios de la quimio.

Lejos de reconocer su temeridad, pedir disculpas y ceder ante la petición de rectificación de sus lectores, el mensaje se ciñe a eludir su responsabilidad y reafirmarse en lo escrito : ‘La revista Mía en ningún caso suscribe que haya que renunciar a la quimioterapia; todo tratamiento contra el cáncer ha de ser personalizado y establecido por el médico’. Esta respuesta ha ofendido enormemente a quienes han tenido la oportunidad de leer la información. Piden que no se ponga en cuestión su capacidad comprensiva y argumentan que ‘alternativa’ significa ‘optar por una vía por renuncia de otra’. Según la Real Academia Española, ‘alternativo’ es ‘cada una de las cosas entre las cuales se opta’.

Esta inflexible actitud por parte de la revista ha provocado una protesta aún más enérgica contra los responsables de filtrar los contenidos que aparecen en esta publicación semanal a la que acceden cerca de 400.000 lectores. No consideran suficiente ‘aclarar’ que el artículo en el que se proponen prácticas como la acupuntura o la electrocancerterapia como alternativa a la quimioterapia ‘ha sido apoyado por médicos especialista con una trayectoria profesional acreditada’. Solicitan que les sea facilitada la lista de nombres de los profesionales que han asesorado a la redactora y que, curiosamente, no firman sus declaraciones.

La única fuente citada es la de Begoña Barragán. La redactora se hace eco de unas declaraciones que la presidenta del Grupo Español de Pacientes con Cáncer (GEPAC) realizó en el marco del VII Seminario de Periodistas SEOM-MSD ‘Nuevos modelos de aproximación al cáncer ante la llegada de los tratamientos inmunoterápicos’ y que poco tienen que ver con la defensa de las pseudociencias. ‘La inmunoterapia representa un enfoque innovador para la investigación del cáncer. La inmunoterapia ha sido útil en pacientes con pocas opciones terapéuticas y se ha utilizado en melanoma metastásico y en algunos tumores de pulmón y riñón, pero los últimos estudios demuestran que puede ser eficaz en otro tipo de tumores, como el de vejiga o el de cérvix’.

Begoña Barragán defiende lo que ya se considera un cambio disruptivo en el paradigma del cáncer. Y es que, a diferencia de la quimioterapia convencional, dirigida a destruir las células cancerígenas en reproducción, la inmunoterapia centra su objetivo en potenciar los recursos del sistema inmunológico del enfermo. Revista Mía utiliza estas palabras, avaladas por la comunidad científica internacional, en un desesperado intento por dotar a su artículo de una fuente oficial. De hecho, podría considerarse que aprovecha la credibilidad de la presidente de GEPAC para empezar a enumerar las alternativas que existen frente a una técnica que, ‘aunque eficaz, puede traer consigo consecuencias como el desarrollo de un cáncer secundario, daño en el corazón, avance de la menopausia o incluso algunas enfermedades cognitivas’, como se asegura y se recalca en un par de ocasiones en el artículo de Carmen Castellanos.

La periodista ha sido acusada de publicar ‘falsedades estruendosas’, de ‘insultar a la ciencia’, de ‘timar a los pacientes’, de camuflar lo que es ‘pseudociencia pura y dura’ y de ‘poner en peligro la salud pública’. Algunos lectores incluso han animado a los pacientes a emprender las acciones legales que correspondan. Les parece una información merecedora de ser penalizada. ¿Servirá este caso como precedente para que la Administración deje de pasar por alto casos graves en los que la información pone en riesgo la salud pública y tome medidas?

Seguiremos informando…
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