Esther Vargas: ‘Hay que contar historias y dejar de escribir artículos de cuatro líneas’

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¿Qué le falta a los jóvenes periodistas actuales? Para la peruana Esther Vargas la respuesta es clara: asumir riesgos. Considerada una apasionada del periodismo digital, Vargas tiene casi una década impartiendo clases en esta área a lo largo de Latinoamérica. Fruto de esta experiencia, no duda en afirmar que la nueva generación es muy conservadora en el tratamiento de la noticia y que comete un gran error: creer que la gente no lee.

Hay que contar historias y no lo estamos haciendo. Desde hace años venimos con esa lógica y por eso hacemos artículos de cuatro líneas. Eso es mentira. Creo que la gente cuando tiene un buen artículo encima lo lee y tenemos que convencernos de eso, porque sino ¿para qué existimos? ¡Qué venga un robot o cualquiera a hacer esas notas!. ¡Ni siquiera deberían pagarnos un poquito bien, porque son cuatro líneas!

Por eso, la creadora y directora del portal ‘Clases de Periodismo‘, una escuela virtual de periodismo digital para América Latina que recibe más de 10 mil visitas al día y supera los cien mil seguidores en Twitter, apuesta por la creatividad a la hora de plantear y contar las historias. En su entrevista con prlatam, animó a los jóvenes a ser ‘rigurosos, pero a la vez irreverentes y arriesgados’ y a enriquecer sus trabajos mediante el uso de fotos, audios, videos, hasta gifts. Ahí, dice, radica la clave para diferenciarse en una profesión donde últimamente todos parecen copiarse. ‘Creo que cuando le cuentas algo bueno a la gente, lo va a consumir. El buen contenido siento que va a prevalecer. (…) El problema es que todos voltean al mismo cable de la agencia y a la misma nota que entregó una empresa o una marca. Ese es un grave problema. Nosotros tenemos que marcar la diferencia, pero mientras hagamos un periodismo idéntico al otro, no va a ocurrir nada bueno’, señaló.

En su conversación vía Skype desde la redacción de la web, Esther confesó haber incursionado en el periodismo digital huyendo de la apatía que sentía en los medios impresos, sin siquiera sospechar el éxito que le traería. ‘Yo estaba aburrida en los periódicos y encontré en Internet la forma ideal para publicar de manera atractiva, rápida y agradable al lector y la audiencia. Me gustó y decidí quedarme y capacitarme. Creo que fue una buena decisión’, nos relata. La prueba de su gran acierto es que además del éxito de su portal, desde 2012 es directora de social media de ‘Editora Perú’, empresa que aglutina a la ‘Agencia de Noticias Andina’ y el diario ‘El Peruano’. Además, es colaboradora en la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano, donde además de impartir cursos y talleres, escribe un blog llamado ‘Nodo Digital’ y ha sido jurado en sus premios en dos oportunidades.

Por si fuera poco, ha añadido un nuevo reto profesional a los muchos que ya tiene. Esta vez una revista: ‘Sin Etiquetas’, con la que deja muy claro su defensa a los derechos de la comunidad LGTB latinoamericana, de la que es una fiel activista. ‘Los medios de comunicación en Perú no informan ni bien, ni correctamente del tema. Hay muchos otros conservadores que tergiversan la noticia o simplemente invisibilidad las demandas del colectivo, por eso surgió la idea con mi socio Esteban Monzón de hacer un medio digital integral que toque lo que está pasando en América Latina’, explica la peruana.

Al cuestionarla sobre la clave para llevar tantos proyectos de forma exitosa, especialmente dentro del competitivo entorno digital, la periodista señala la persistencia. ‘Creo que no hay que tirar la toalla. Hemos tenido momentos en los que se ha ido gente y nos hemos quedado solos y es el momento en que yo me pongo a trabajar más, a hacer los artículos y a buscar gente que tenga la capacidad y ganas de hacerlo. Hay que saber que esto funciona y tener la terquedad de no dejarlo morir cuando llegan circunstancias dramáticas cuando crees que estás haciendo algo bueno. Y si nos damos cuenta que ya se agotó, pues se acabó. No hay que tener miedo a decir chao’, concluye.

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