¡Heroes! Así podríamos llamarles. Hablamos de los protagonistas de esas experiencias extremadamente impactantes, que ellos mismos nos cuentan de viva voz, y en las que el alma se desnuda con una generosidad digna de definir a dichas personas como tales, como héroes. Dentro de la comunidad LGTB hay muchas historias de superación que nos pueden inspirar y ayudar a cambiar la imagen, a veces frívola que tenemos de nuestra propia comunidad. Hoy te presentamos un caso real de un héroe: Sergio.
Desde pequeños nos enseñan a luchar, a ser fuertes, a resistirnos, a pelear… pero no se nos enseña a aceptar y a fluir en las situaciones difíciles o duras. Y cuando hablo de aceptación no me estoy refiriendo a resignación. En este programa te planteo algunas herramientas para ayudarte a sacar el héroe que hay en ti. Partiremos de nuestro propio cuerpo para conseguir que haya un efecto sobre nuestras emociones y un modelo para gestionar esas situaciones que a veces nos toca vivir:
- Baila: la mejor manera de superar una tormenta es bailar bajo la lluvia, no resistirse o intentar protegerse o esconderse.
- Abraza: ‘abraza lo que es’, lo que está sucediendo, como un camino de aprendizaje, un regalo, una oportunidad de cambio, de crecimiento.
- Da gracias: una actitud de agradecimiento hará que cambie el “escenario” por completo. Puedes estar viviendo algo muy duro, pero la gratitud será como un pincel que dará color a esa película en blanco y negro en la que te encuentres.
- Sonríe: una sonrisa puede cambiar las emociones y sentimientos que están ocurriendo en tu interior y en el interior de aquellos/as que reciben esa sonrisa.
- Ama: ya sé que ésta debería haberla colocado la primera en la lista, porque es el motor, el denominador común, la fuente de energía para todo lo anterior. Ámate a ti mismo/a, a aquellos que te rodean y ama la vida.
Recuerda que tú eres el/la interprete y coreógrafo/a de tu propia vida. Eres tú quien decide qué melodía poner en cada momento y cómo bailar sobre ella.
Te aseguro que en los episodios difíciles, duros, dolorosos… intentar luchar contra ello o tratar de ser un titán, sólo aumentará el nivel de estrés y te restará energía. Ahora te propongo un ejercicio: piensa en una canción que te guste, ponla al volumen que desees, escúchala con los ojos cerrados, permitiéndote sentir todo aquello que te transmita y baila, baila, baila…