Hace justo un mes fue el escándalo de Volkswagen. Y hace tan solo unos días salía a la luz una información, publicada por ‘Der Spiegel’, que apunta a que Alemania podría haber comprado votos para la adjudicación de su sede en el Mundial de 2006. Un nuevo caso en el que la FIFA vuelve a estar involucrada en la compra de votos, tras los supuestos procesos de corrupción en la adjudicación de los Mundiales de fútbol en Rusia y Qatar para 2018 y 2022, respectivamente. Y que vuelve a poner en tela de juicio la reputación de Alemania como marca país.
No son buenos tiempos para la reputación de Alemania. Su nombre está dando la vuelta al mundo en las últimas semanas por motivos nada positivos para su imagen como país, hasta ahora considerado serio, fuerte, de confianza y responsable. El ‘Made in Germany’ era sinónimo de cosas bien hechas y de calidad, pero ambos escándalos están haciendo tambalear los cimientos de una de las marcas país más sólidas del planeta. Y es que para Alemania los automóviles, el medio ambiente y la integridad son parte de su ADN, por lo que tanto sus ciudadanos como el resto del mundo están impactados por estas informaciones, que han desbaratado de un plumazo el orgullo patrio que sentían por estos símbolos de su fortaleza económica.
Tras Volkswagen llega la FIFA
Esta nueva información publicada por ‘Der Spiegel’ habla de que los organizadores del Mundial de Fútbol abrieron una cuenta en el año en el año 2000 en la que Robert Louis-Dreyfuss, por aquel entonces jefe de la multinacional alemana Adidas (falleció en 2009), ingresó 10,3 millones de francos suizos. La cuenta era secreta, por lo que el dinero se utilizó, según la publicación, para comprar los cuatro votos de los integrantes de Asia (el comité ejecutivo de la FIFA tiene 24 votos en total), que decantaron el resultado de la elección del Mundial para 2006. Posteriormente, el comité organizador devolvió 6,7 de esos millones a Dreyfuss, aunque precisamente es la cantidad que se está investigando.
Franz Beckenbauer, que fue el presidente del comité organizador del Mundial, y el actual presidente de la Federación Alemana de Fútbol (DFB), Wolfgang Niersbach, conocían esta contabilidad B, según lo publicado por ‘Der Spiegel’. Dos referentes en Alemania, considerados figuras ejemplares, que se colocan en el punto de mira debido a esta información. Otro varapalo para la maltrecha reputación de un país, Alemania, al que le va a costar salir de las continuas polémicas que están azotando sus cimientos en las últimas semanas.