La sangre de cordón umbilical constituye la fuente de células hematopoyéticas progenitoras más joven que podemos usar para trasplante. El trasplante de sangre de cordón umbilical permite llevar a cabo este procedimiento a casi todos los pacientes que lo precisan, porque no requiere una compatibilidad completa con el receptor y está disponible para su uso inmediato.
Además, ‘sus resultados a largo plazo son similares a los que se obtienen con otras fuentes. El hecho de la juventud inherente a las células de sangre de cordón umbilical podría ser una ventaja adicional por una menor probabilidad de llevar lesiones genéticas y menor incidencia, a medio plazo, de neoplasias hematológicas secundarias, una complicación no inusual en el trasplante de células hematopoyéticas de adulto’, ha explicado el Dr. Guillermo Sanz Santillana, jefe de sección de Hematología Clínica del Hospital Universitario y Politécnico La Fe, de Valencia, durante la XXVII Lección Conmemorativa Antonio Raichs, que, bajo el título ‘De ancianos y recién nacidos: de los síndromes mielodisplásicos al trasplante de sangre de cordón umbilical’, se ha celebrado en el marco del LVII Congreso Nacional de la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH) y el XXXI Congreso Nacional de la Sociedad Española de Trombosis y Hemostasia (SETH).
Las indicaciones del trasplante de sangre de cordón umbilical son las mismas que las de otras fuentes de trasplante de células hematopoyéticas en las que no se dispone de donante familiar HLA-idéntico; es decir, en enfermedades congénitas benignas, como la talasemia, las inmunodeficiencias graves y las enfermedades de depósito, la aplasia medular grave y, fundamentalmente, las neoplasias hematológicas, como leucemias, síndrome mielodisplásicos, linfomas y otras en las que los tratamientos alternativos disponibles sean menos eficaces.
Según ha explicado el doctor Sanz, el mayor problema del trasplante de sangre de cordón umbilical es que la menor dosis celular que contiene en relación con otras fuentes celulares de trasplante de un adulto condiciona un injerto más lento y una mayor mortalidad inicial. Para intentar solventar este problema, ‘se están desarrollando diversos ensayos clínicos con diferentes métodos de expansión ‘ex vivo’ de células madre hematopoyéticas (expanden 100 veces el número de estas células) y otros sistemas que facilitan el anidamiento de estas células en la médula ósea del receptor. Los resultados preliminares son más que alentadores’, asegura el especialista.
El hematólogo, que ha centrado gran parte de su labor investigadora en los síndromes mielodisplásicos y al trasplante de sangre de cordón umbilical, ha recordado que ‘como otras neoplasias hematológicas, los síndromes mielodisplásicos ocurren fundamentalmente en personas de edad avanzada, una edad media de 75 años’.
Recientemente se ha demostrado una relación directa entre la edad y la presencia en personas aparentemente sanas de mutaciones que conducen a estas enfermedades y de hematopoyesis clonal (más del 10% en mayores de 70 años). De hecho, ‘estas personas tienen un riesgo 10 veces superior de padecer en el futuro una neoplasia hematológica, fundamentalmente síndromes mielodisplásicos y leucemia mieloide aguda’, comenta el doctor Sanz, quien ha resaltado la importancia que tiene para la Hematología la investigación clínica y traslacional y el trabajo en equipo, con buen ambiente, y en el seno de grupos cooperativos multidisciplinares.