El programa ‘Salvados’ liderado por Jordi Évole ha vuelto a recuperar en esta nueva temporada el tono de protesta social que ya había utilizado en años anteriores. En su tercer programa de esta etapa, el espacio de laSexta se ha trasladado hasta Jánovas, un pueblo dinamitado de Huesca que lleva siendo fantasma desde hace 55 años. El equipo que encabeza Évole ha hablado con algunos de los 400 vecinos que fueron expulsados de Jánovas hace casi seis décadas para construir un pantano que nunca llegó a existir.
Aunque algunos de sus vecinos lograron resistir en sus casas hasta la década de los 80, finalmente Jánovas se convirtió en un pueblo desahuciado. Todo sucedió después de que una hidroeléctrica adquiriese los terrenos expropiados y comenzase a dinamitar las casas de los vecinos que se vieron obligados a abandonar el pueblo. Esta es la denuncia que los espectadores podrán conocer el próximo domingo a las 21:30 horas en ‘Salvados’.
En un encuentro con la prensa, el presentador del programa, Jordi Évole, reconoció que historias como esta son las que le emocionan y las que le apetece contar: ‘no trabajo para reconfortarse a mí mismo ni para sentirme mejor persona. Trabajo para denunciar una ‘pequeña gran injusticia’ como esta’, aseguró el periodista catalán.
Tras el debut de esta nueva temporada, ‘Salvados’ logró el mejor resultado de audiencia de su historia gracias al cara a cara entre Albert Rivera y Pablo Iglesias, que reunió a 5,2 millones de espectadores y 25,2% de share. Jordi Évole aseguró ser conscientes que repetir datos como este es prácticamente imposible, y confiesa que no mira la audiencia: ‘no quiero que la audiencia me condicione. El resultado del primer programa no se repetirá nunca’.
En el mismo orden de cosas, el periodista catalán, ha defendido el carácter social de programas como el de ‘Jánovas’ y asegura que es la vida de la gente la que da fuerza al programa: ‘a veces pesa más el testimonio que la fuente, pero ese es el estilo de ‘Salvados’’. Además, y en referencia a las polémicas que ha protagonizado en las últimas semanas, Jordi Évole quiere seguir fiel al que ha sido su estilo: ‘no me siento poderoso, pero sí que me gusta decir lo que pienso’.
