Internet de las Cosas, el concepto de moda que ¿nos ayudará a salvar el planeta?

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Antes de nada hay que definir este ‘nuevo’ concepto que está tan de moda en los últimos tiempos: Internet de las Cosas (IoT). “Es muy sencillo. A estas alturas todo el mundo sabe lo que es Internet y todos sabemos o tenemos una apreciación de cuánto de transformador es Internet a medida  que va llegando a todas partes. Y donde está llegando ahora es al mundo físico. Por eso lo llamamos el Internet de las Cosas. Entonces, tanto medir cosas que hasta ahora era imposible medir, como hacer cosas con el medio físico, evidentemente va a llevar Internet mucho más allá de donde está ahora. Así, lo que vamos a ver en los próximos 10 o 20 años va a ser tan o más transformador de lo que hemos visto hasta ahora”, asegura Francisco Jariego, director de la división Industrial de IoT de Telefónica.

El Internet de las Cosas se ha convertido en la tecnología más esperada, por encima incluso del afamado Big Data. De hecho, según General Electric, la aportación del IoT a la economía mundial va a ser similar al PIB de EE.UU., por lo que no cabe duda de la importancia que está cobrando en todo el planeta. Una coyuntura que muchas compañías quieren aprovechar para ayudar a ‘salvar el planeta’, con iniciativas pioneras como la que han puesto en marcha Telefónica y FIEB gracias al Internet de las Cosas, y de la que ya hablamos en prnoticias hace algunas semanas. En ella, la Fundación para la Investigación en Etología y Biodiversidad (FIEB) ha comenzado a utilizar SMARTfieb, una tecnología que ayuda al estudio y la protección de la fauna silvestre, como es el caso del visón europeo, considerado como el mamífero más amenazado de Europa. Así, permite, entre otras posibilidades, detectar automáticamente pautas de comportamiento de esta especie en la temporada de cría para prever momentos biológicos clave como el celo o el parto, así como el control centralizado de  las infraestructuras de agua y eléctricas o la temperatura y humedad de todas las instalaciones con animales.

En el campo de la fauna también hay que destacar el proyecto Internet of Bees, una iniciativa relacionada con el Internet de las Cosas que pretende salvar a las abejas, “una especie necesaria para la vida del planeta”, confirma a prnoticias Gonzalo de Antonio, Networking Sales Specialist de Dell Spain. “Las abejas se están extinguiendo, cada vez hay menos, debido, entre otras cosas, al desarrollo urbano. Así que, con la idea de intentar ayudar a salvar el mundo, existe un experimento que se ha montado en nuestros laboratorios de Irlanda (en Limerick), donde hay una serie de colmenas con sensores y cámaras para medir temperatura, humedad, etc. con el ánimo de obtener información que luego se pueda procesar. El objetivo es que no nos encontremos con el problema de tener que polinizar con métodos artificiales lo que hacen hoy en día las abejas”, añade el directivo.

Cumplir el objetivo de emisiones de CO2 gracias a Internet de las cosas

Según un estudio de A.T. Kearney sobre el potencial del Internet de las Cosas aplicado a la reducción del consumo de energía, esta tecnología puede rebajar las emisiones de CO2 en 200 millones de toneladas en Europa, un 22% del objetivo para 2030. El viejo continente tiene que cumplir el objetivo de reducir en un 40% las emisiones de gases con efecto invernadero, lo que equivale a una reducción adicional de 900 millones de toneladas de CO2. Por eso, esta consultora considera que aprovechar la revolución tecnológica que ha dado lugar a Internet de las Cosas puede reducir considerablemente las emisiones de CO2 derivadas del consumo de energía y así cubrir el 22% del objetivo de emisiones en la UE. “Además de los efectos medioambientales beneficiosos en el consumo, el IoT, el desarrollo de tecnologías disruptivas pueden reducir más las emisiones de CO2 al aumentar la transición energética y cambiar el mix de proveedores de energía”, ha asegurado Victor M. Pérez, socio responsable de energía de A.T. Kearney.

Por su parte, Alberto Brunete, profesor de la Universidad Politécnica de Madrid y experto en robótica, sostiene que lo que quiere la gente es una “inteligencia ambiental para poder ahorrar energía”. Por eso aplaude estos nuevos dispositivos que han surgido gracias al Internet de las Cosas, ya que “favorecen la eficiencia y ayudan a promover las energías renovables”, añade. Pero habla de riesgos al citar “la basura provocada por los posibles cambios constantes de tecnología, por lo que es preciso que esta tecnología sea compatible entre fabricantes y no haya que tirarlo todo”.

Seguiremos informando…

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