Olga María Ramos lleva la música en las venas. No en vano su padre fue el compositor Enrique Ramírez Gamboa, conocido en la profesión como “El Cipri”. Además, fue amamantada a ritmo de cuplé, puesto que su madre fue la mítica Olga Ramos, la intérprete que dignificó el género y lo mantuvo vivo en su local Las Noches del Cuplé, no sólo como artista sino como empresaria durante algo más de veinte años. Olga María ha heredado el color de la voz, el saber decir y la gracia natural de su progenitora, imprimiendo un sello propio que ha ido desarrollando: “a fuerza de tener a la mejor maestra tan a mano”.
Olga María Ramos es una investigadora del género, una auténtica historiadora del mismo, toda una ‘cupletóloga’ reconocida mucho más, como por desgracia suele ser habitual, fuera de nuestro país (especialmente en México, donde atesora reconocimientos, tributos y giras). Aquí sigue impartiendo sus conferencias cantadas y subiéndose a las tablas para desplegar su magisterio (desde hace cinco temporadas, ofrece su espectáculo en el Teatro Prosperidad de Madrid).
Compone versos y canciones, continua incansable con su labor didáctica bien sea a través de su blog o plasmando su saber en libros jacarandosos pero muy documentados. Olga María Ramos trasciende su función de cupletista porque es una artista muy completa y versátil (que, por ejemplo, canta en francés con sentimiento y sabiduría), hecho que demuestra en el género en que es estrella porque combina el lado frívolo con el sentimental, el picarón con el doliente, demostrando las diferentes variedades del cuplé. Aunque ha llevado su carrera con discreción y sin darse importancia, aprovecha su visita a Destino Wonderland para, por una vez, reivindicar su tarea de embajadora de la que es la banda sonora de Madrid, anhelando que las autoridades culturales no desatiendan y saquen del ostracismo al cuplé. Olga María Ramos guarda en su casa un verdadero museo. Tesoros de sus padres y adquisiciones propias que conforman una colección que en otros países le quitarían de las manos para rendir homenaje a un género y a unos artistas.
Su imagen, sus canciones, su periplo como artista recogido en las estupendas fotografías de Patricia A. Llaneza inspiró a Lourdes Franco Bagnolus una serie de poemas que se reunieron, junto a las instantáneas que lo propiciaron todo, en el libro Infinitud editado en México. Es otra manera de acercarse al arte que Olga María Ramos va derramando por donde pasa (como muestra, los muchos cantecitos que nos regaló durante la entrevista).
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