“Sacarme una foto a mí es como pegarme un tiro en la frente”, decía el empresario argentino Alfredo Yabrán. Era 1995 y aunque su rostro era desconocido públicamente, el entonces ministro de Economía del país, Domingo Cavallo, lo consideraba “el jefe de una mafia enquistada en el poder”. El 16 de febrero de 1996 el fotógrafo José Luis Cabezas lo siguió durante unas vacaciones en la playa y logró la imagen que tantos anhelaban. El 3 de marzo el retrato ocupó la portada de la revista Noticias junto a una investigación que revelaba los negocios del empresario. El 25 de enero de 1997 Cabezas fue asesinado y quemado.
Esta rápida cronología muestra un hecho que conmocionó a la clase periodística argentina. El suceso conocido como el “crimen de Cabezas”, fue el mayor emblema de la lucha de la prensa por la libertad de expresión. Desde entonces, el 25 de enero fue instaurado como el día del reportero gráfico en el país. Diecinueve años después, el asesinato sigue impune. Bajo la consigna “NoSeOlvidenDeCabezas” amigos, colegas y familiares han convocado distintas actividades a lo largo de la geografía nacional para seguir clamando justicia.
“Se hace imposible no recordar aquel 25 de enero de 1997 en donde secuestraron, torturaron, dispararon dos balazos en la nuca y prendieron fuego, aún con vida, a nuestro compañero. Quizá suene un poco duro, pero así fue como sucedió. No fue otra vida, fue ésta. Es el peor atentado contra la libertad de expresión en democracia y es sin duda alguna, una clara violación a los Derechos Humanos. No solamente hacia José Luis sino hacia la sociedad toda, porque fue asesinado en el ejercicio de su profesión: Periodista. Todos sus asesinos se encuentran en libertad, excepto uno que volvió a prisión por otro hecho. Por eso este 25 de enero todos Juntos Sembramos Memoria”, manifestó en un comunicado la Asociación de Reporteros Gráficos de la República Argentina (ARGRA).
El crimen de Cabezas, casi dos décadas de impunidad
El hallazgo del cadáver calcinado del periodista, con las manos esposadas a la espalda y dos tiros en la cabeza, estremeció a la opinión pública y población civil. La repercusión provocó cambios en el Gabinete del gobierno, la pérdida de las elecciones del gobernador candidato presidencial del oficialismo en la provincia de Buenos Aires y fuertes críticas al entonces mandatario Carlos Menem por la posible complicidad con los asesinos: una banda mixta de policías y delincuentes.
Aunque Yabrán fue investigado como autor intelectual del crimen, no llegó a enfrentarse con la justicia. El 20 de mayo de 1998, cinco días después de emitirse su orden de arresto, el empresario se suicidó de un disparo con una escopeta. Los otros nueve responsables fueron condenados a cadena perpetua el 2 de febrero de 2000, en juicio oral y público pero, a casi dos decádas del suceso, ninguno cumple la pena.
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