Poco le queda a La Voz de Galicia de aquella cabecera de referencia en cuyas páginas han firmado desde Julio Camba a Azorín y Pérez de Ayala, y ya, en tiempos de la transición, maestros como Paco Umbral. El diario de referencia en Galicia, durante un tiempo cuarta cabecera a nivel nacional y ahora resistiendo estoicamente en séptimo lugar, ha sobrevivido a la crisis con pérdidas económicas millonarias y recortes de personal que han dejado la plantilla mermada en casi un 40%.
Así las cosas, se pueden comprender ciertos intentos a la desesperada de reanimar a un periódico que lo ha sido todo en Galicia y que siempre ha tenido algo que decir a nivel España. Pero no todo vale. Y los actuales gestores del diario y de su grupo de medios, Corporación Voz, hace tiempo que están asomándose al balcón de lo intolerable, según muchos –demasiados- empresarios y directivos de la región.
El otro tipo de quejas que le llegan –y comienzan a hartar- a Santiago Rey, vienen de importantes empresarios gallegos, molestos con las formas del director general de Corporación Voz, Lois Blanco, un bregado periodista coruñés cuya carrera se ha desarrollado casi exclusivamente en La Voz de Galicia, y cuyo criterio, según todas las fuentes –ex periodistas del diario, representantes sindicales, empresarios- es el que prima a la hora de definir la línea editorial del periódico y diseñar las campañas que emprende La Voz contra instituciones, empresas, alcaldes o equipos de fútbol.
Por tanto, no es de extrañar que sea también Lois Blanco el encargado de acercarse a las empresas para vender las bondades de La Voz de Galicia e intentar convencer a los empresarios o instituciones para insertar anuncios en sus páginas o webs. Una tarea que requiere de tanta mano izquierda como rigor, cualidades que no parecen sobrarle a Blanco.
Todavía se recuerda en los despachos la comentadísima carta que Blanco remitió hace algún tiempo a los presidentes de las principales compañías del país recordándoles -con un tono poco elegante- la importancia de sus aportaciones publicitarias para la viabilidad de La Voz de Galicia. Desde luego, Lois Blanco no está dotado de la tradicional dulzura que caracteriza a las gentes de Galicia. Basta leer el periódico con una cierta asiduidad y algo de ojo periodístico para averiguar quién o quiénes no le siguen el juego a Blanco.
Falta por ver cuánto dura la paciencia de Santiago Rey con estas actitudes, pero según círculos muy próximos al histórico gestor gallego, los días de Lois Blanco al frente de Corporación Voz y La Voz de Galicia podrían estar contados.
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