La valoración adecuada de los nuevos marcadores tumorales (MT) así como de los más antiguos permite aumentar la eficacia diagnóstica, disminuir la ansiedad de los médicos o pacientes solicitantes y reducir el número de repeticiones y exploraciones innecesarias. Por ello, para aprender a valorarlos y manejarlos de la forma más adecuada se celebra el Curso sobre utilidad clínica de los MT en el cáncer.
El curso está dirigido a aquellos profesionales cuya actividad se relaciona con el diagnóstico diferencial en pacientes con sospecha de neoplasia, en el seguimiento y evaluación terapéutica de dichos pacientes o que trabajen en laboratorios clínicos y participen en la validación de resultados de dichos pacientes.
Según indica el Dr. Rafael Molina, presidente de la Comisión de Marcadores Biológicos del Cáncer de la Sociedad Española de Bioquímica Clínica y Patología Molecular (SEQC), Jefe Asistencial Gestió Clients del Hospital Clínic de Barcelona y responsable de este curso, “interpretar y determinar adecuadamente los MT resulta una tarea delicada, ya que influyen muchos factores que pueden hacer que dos resultados similares tengan significados clínicos distintos. Se debe llevar a cabo de forma adecuada, ya que son resultados que pueden crear alarma en los pacientes y médicos; de ahí que una correcta valoración de los mismos permita evitar malas interpretaciones y colaborar en un diagnóstico más eficiente y veraz”.
“En este sentido, hay que tener en cuenta que los mejores resultados se obtienen gracias al trabajo en equipo, médicos y laboratorio. Con gran frecuencia los falsos positivos se asocian a situaciones fácilmente detectables. Tenerlos en cuenta e informar al médico es con mucha frecuencia posible, y ayuda a evitar interpretaciones erróneas; por ello un correcto uso de los marcadores no solo permite hacer un trabajo más eficiente sino que contribuye a que los expertos en laboratorio clínico participen en la ayuda del manejo del paciente neoplásico”, señala el Dr. Molina.
De hecho, el empleo de los MT exige por parte del laboratorio un esfuerzo importante de colaboración con la clínica. Esto es debido a que “muchos médicos no son expertos en la interpretación de un resultado analítico, o lo son en una determinada especialidad, lo que puede hacer que interpreten erróneamente un resultado. El profesional del laboratorio es una pieza fundamental al valorar todos los aspectos técnicos (mala recogida o conservación de la muestra, presencia de sustancias que interfieren, etc.), así como la situación clínica del paciente (presencia de enfermedades intercurrentes que pueden incrementar el marcador). Una valoración correcta puede evitar errores, que en nuestro medio incluyen más del 10% de los resultados diarios”, afirma el experto.
En la actualidad existen más de 20 parámetros que pueden considerarse marcadores tumorales. Junto al seguimiento y valoración de la eficacia terapéutica, en los últimos años han surgido nuevas aplicaciones de los MT en función del tumor maligno y el marcador como el apoyo al diagnóstico (ovario, cáncer de origen desconocido) e incluso diagnóstico precoz (cáncer de próstata, cáncer medular de tiroides, etc.), diagnóstico histológico (cáncer de pulmón) o diagnóstico precoz de recidiva (cáncer de mama, ovario, próstata, etc.).
De hecho, según apunta el Dr. Molina, “la determinación secuencial (2-3 meses) en pacientes con cáncer tras el tratamiento radical inicial permite distinguir precozmente (antes de la aparición de síntomas y con frecuencia antes de su detección por métodos de imagen) la aparición de recidivas tumorales, en especial metástasis. Es clara dicha aplicación en el cáncer de próstata con el PSA, cáncer de colon con el CEA, cáncer de ovario con el HE4 y CA 125, cáncer de mama con el CEA, CA 15.3 y HER-2/neu, etc.”
En el marco de este curso, el Dr. Molina destaca dos novedades principales que afectan positivamente al diagnóstico de determinadas patologías. “El primero es la descripción de nuevos marcadores de gran interés clínico como la ProGRP para neoplasias pulmonares o neuroendocrinas, el HE4 en el diagnóstico diferencial de masas abdominales y en el seguimiento del cáncer de ovario o el PCA3 en el cáncer de ovario”.
En segundo lugar, el experto destaca como novedad “la aplicación de los marcadores en situaciones nuevas, como puede ser en el diagnóstico diferencial de síndromes paraneoplásicos y el diagnóstico del cáncer de pulmón. También es importante destacar cambios metodológicos en el sistema de trabajo o su empleo para el establecimiento de grupos de riesgo, en los que se debe emplear otros procedimientos diagnósticos para confirmar la sospecha. Es este último caso el marcador identifica en una población general un pequeño grupo con alto riesgo de cáncer, donde se aplican técnicas de imagen para discriminar los falsos positivos de los positivos verdaderos”.