La plantilla de El País está indignada con su director Antonio Caño que esta madrugada se despachaba con una mesiánica carta abierta sobre la transformación digital de la cabecera y el fin de su edición en papel. Los trabajadores con los que se ha puesto en contacto prnoticias apuntan al doble discurso de su director que en la reunión que sostuvo la tarde de ayer con la redacción no admitió preguntas, “ridiculizó el papel” y fue muy duro con su redacción, una visión muy diferente de su misiva pública.
Antonio Caño reunió ayer por la tarde a su redacción para comentar la serie de cambio que se producirán a partir de ahora en su redacción. El objetivo – ahora de manera definitiva- es apostar por el digital y enterrar el papel y para ello ha ideado un sistema de distribución de responsabilidades y edición. Esto pasa básicamente por crear un nuevo grupo de 30 redactores que se dedicarán diariamente a editar los textos que se publican en la web para adaptarlos posteriormente al papel.
Una decisión que ha despertado suspicacias, ya que muchos de los que serán destinados a esta nueva mesa de edición son redactores que se han visto enfrentados a Antonio Caño y a su equipo y que ven como se les relegará a funciones de edición quitándoles del primer plano periodístico y sin muchas posibilidades de volver a ser reporteros. El segundo gran cambio explicado por Caño es que las secciones estarán absolutamente integradas y que habrá más transversalidad entre los contenidos y los redactores.
No obstante, la alocución de Caño despertó muchas interrogantes que no fueron resueltas por el director de El País. De hecho, le consultaron al Director si esto significaba que las firmas desaparecían del papel, a lo que Caño contestó con una dura interpelación a la periodista indicándole que le parecía que ese tipo de preguntas no eran pertinentes en ese momento. Pero no fue el único encontronazo. Caño no respondió a ninguna pregunta en la reunión, en la que se dedicó a articular un monólogo que dejó demasiadas lagunas respecto del nuevo sistema de trabajo.
¿Y el periodismo no cuenta en el fin del papel?
En la redacción se echó en falta alguna mención al periodismo y a la manera de conseguir mejores informaciones, algo que nunca explicó Caño y precisamente una de las críticas más recurrentes a su gestión. Durante espacio de una hora Antonio Caño solo habló de nuevos métodos en El País, de nuevas tecnologías y de un actual sistema de trabajo obsoleto. De hecho, dijo abiertamente y ante la sorpresa de su redacción que el papel “estaba muerto” y que la gente solo compraba sus ediciones impresas “sólo por el olor y la nostalgia al papel”, sin hacer una mínima referencia a la histórica calidad de las noticias aparecidas en este formato.
De hecho, en la redacción se culpa a Caño de olvidar completamente las nociones básicas del periodismo que no son más que las historias, los buenos reportajes y las exclusivas, algo que el actual director no menciona y que no está en el centro de toda esta “revolución”. En la redacción recuerdan también que la principal facturación del diario sigue están en el papel y que todavía no existe ningina experiencia exitosa de venta de contenidos de diarios digitales. Finalmente, la última sorpresa que se llevaron los redactores del diario fue al ver colgada en la web a última hora de la noche de ayer la carta de Caño donde daba una visión edulcorada de la reunión y donde no hacía ninguna referencia a los encontronazos con sus empleados ni sus duras menciones al fin del papel.
En definitiva una reunión que estuvo muy lejos de sentar las bases del nuevo modelo que quiere implantar Caño y que ha profundizado aún más la división de la plantilla con su director. De hecho, la mayoría de los redactores creen que esta nueva estrategia sólo busca minar aún más su trabajo y que además parte de la premisa de que los históricos no saben cómo hacer periodismo en la actualidad. Una guerra que no acaba más que empezar.
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