China dejará de ser la fábrica del mundo ¿Quién le quitará el lugar?

China, la fábrica del mundo, pero... ¿hasta cuándo?
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Mano de obra barata, ese parece ser el principal atractivo de una China en la que actualmente se fabrican los teléfonos de grandes empresas como Samsung o Apple, cientos de coches y cualquier cosa tecnológica que tengas cerca. El móvil desde el que probablemente lees este artículo, tu ordenador, el secador de pelo o el cepillo eléctrico que te regalaron por Reyes. Pero ¿cómo se convirtió China en la fábrica del mundo? y más importante aún: ¿qué país le quitará el lugar?

Hace 38 años murió Mao Tse-Tung y con su fallecimiento se desmoronó el poderío circunscrito a su sombra. Esa ausencia de liderazgo dio paso a la llegada de Deng Xiaoping, el personaje que encabezó las reformas económicas que convertirían a China en la fábrica del mundo.

Mano de obra barata, jornadas laborales más largas, pocos compromisos contractuales con sus trabajadores y la construcción de pueblos y zonas industriales en los sectores alejados de las grandes ciudades llevaron al pueblo chino a resignarse a un poco más de 70 euros al mes, por 60 horas de trabajo a la semana y tan sólo un día libre durante esos 31 días.

Un promedio de 80% de los juguetes, ropa, calzado, electrónica, productos pre-ensamblados y hasta alimentos fueron realizados por trabajadores asiáticos durante los últimos 25 años, convirtiendo a ese país en una gran potencia exportadora, título que hasta hoy había mantenido. 

Apple, Volkswagen, Philips, Toshiba, Motorota, Microsoft, incluso Boeing son empresas que se vieron conquistadas por la posibilidad de establecer fábricas que le costarían cifras increíblemente bajas al año, además de evitarse los problemas que puede acarrear instalaciones de las dimensiones que requieren estas compañías y que incluyen permisos medioambientales, seguridad laboral y otros temas que en China no han sido trabas hasta el momento.

¿Llegó la decadencia del Made in China?

Parece que el Made in China se acabó. El gobierno actual está realizando cambios profundos en las distintas regulaciones y disposiciones vinculadas al aparato económico, relaciones laborales y reivindicaciones sociales para los trabajadores chinos, algo que encarecería- definitivamente- la fabricación en ese país.

Específicamente, una de las acciones a emprender apunta a la reubicación de origen del trabajador y su familia, que muchos años debió moverse a lugares alejados de su hogar para poder realizar sus labores, algo que desmembraría zonas industriales constituidas y lógicamente acabaría con la mano de obra barata en China.

Otras de las medidas está vinculada al salario y beneficios económicos que podría ser otorgados a quienes trabajen estas fábricas. El Gobierno chino se ha trazado como meta tener resultados tangibles para el año 2020. Una medida adicional es la flexibilización al acceso de divisas por parte de empresas fabricantes, algo que sin duda coloca distintas firmas en igualdad de condiciones, lo que estimularía el mercado interno y la expansión de empresas de origen chino que irían a competir en el exterior.

Estos cambios podrían transformar a China de “el gran fabricante” a “el gran consumidor” algo que no es del todo malo, porque sería un mercado con altas posibilidades de expansión, aunque todo dependerá de las medidas económicas emprendidas, pero sobre todo, de lo rentable que sea fabricar un iPhone en las plantas de Foxconn o incluso las fundas de los móviles que se venden en las “tiendas de chinos” de España y en cientos de lugares del mundo entero.

India y México podrían remplazar a la “Fabrica del Mundo”

Mientras que algunas medidas endurecen el sector de fabricación en China, India y México podrían ser los nuevos paraísos de máquinas y robots automatizados que podrían manufacturar desde artículos de electrónica hasta textiles. Todo vale en economías sumergidas donde los trabajadores con poca cualificación se prestan a estas actividades por unos cuantos euros por hora.

México se hace particularmente atractivo por la calidad de la mano de obra, que además está calificada, personal altamente capacitado en tareas gerenciales y la disponibilidad para desarrollar zonas industriales en las que muchos mexicanos estarían dispuestos a reubicarse, toda vez que cada día está más cerca un posible cambio de la política migratoria de su vecino país, lo que desencadenaría en mayores índices de pobreza en la población en edad laboral.

Otro atractivo que podría hacer que México arrebatara a China el sitial de honor que ahora mantiene está asociado con la ubicación y la facilidad para distribuir en tiempos más expeditos la mercancía fabricada para los mercados de consumo del continente americano. Adicionalmente los gastos de transporte a Europa serían menores.

En cuanto a la jornada laboral, en México un empleado trabaja 46 horas a la semana, siendo 12% mayor que la de los chinos bajo el nuevo régimen laboral. Otra gran diferencia se encuentra en los costos de liquidación de un empleado mexicano, que sería 44% más barato frente al nuevo régimen laboral de China.

De acuerdo a un informe de CNN Expansión, las empresas en México pueden llegar a pagar alrededor de 372 dólares mensuales por mano de obra, mientras que en China alcanzará los 379 dólares luego de las reformas. El hecho de que se pueda enviar la mercancía de forma rápida a EE.UU. y la posibilidad de evitar las migraciones hacia ese país desde México y Centroamérica alimentan esta expectativa. Donald Trump podría desempeñar un papel importante en este cambio de lugar de la “fábrica del mundo”, gracias a sus acusaciones de dependencia de EE.UU. de China y a su interés de levantar un muro en la frontera.

Seguiremos Informando…

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