¿Eres tu mejor amigo o tu peor enemigo?

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El mundo de las relaciones es apasionante a la vez que complejo. Y es que, hemos sido diseñados para relacionarnos. Es una necesidad básica del ser humano, algo necesario para nuestro desarrollo, crecimiento y bienestar personal y el de nuestro entorno. Por eso, muchas de las dificultades que afrontamos en nuestro día a día están relacionadas precisamente con el área de las relaciones. Hoy me gustaría centrarme en la relación que tenemos con nosotros mismos, porque en realidad es la base para el resto de las relaciones que desarrollemos. A partir de cómo lo hagamos con nosotros mismos modelamos las relaciones externas.

Me gustaría que te hicieras estas preguntas: ¿Qué tal te llevas contigo mismo? ¿Cómo te ves? ¿Te aguantas, o mejor dicho, te quieres? ¿Te conoces? ¿Sabes perdonarte y no juzgarte? ¿Te gusta lo que ves en ti?… Y así podría hacer unas cuantas más. Si puedes pararte a contestarlas en un papel o cuaderno estoy seguro que te dará una idea de cómo es tu relación contigo mismo. Un dicho procedente del budismo afirma que:

“Ni tu peor enemigo puede hacerte daño como tus propios pensamientos”.

Me gustaría proponerte que reformulásemos esta frase en positivo, sería algo así como:

“Ni siquiera tu mejor amigo puede hacerte tanto bien como tus propios pensamientos y emociones”

Por alguna razón, a veces nos convertimos en nuestros peores enemigos casi sin ser conscientes y pensando que son otros los que no están haciendo daño. Nos boicoteamos a nosotros mismos con nuestra manera de pensar, lo cual produce en nuestro fuero interno emociones que nos llevan a acciones, comportamientos que se convierten en hábitos que nos producen malestar, estancamiento y otra serie de estados paralizantes y hasta destructivos.

Creo que la razón principal por la que podemos llegar a ese estado es debido a la relación que tenemos con nosotros, a ese diálogo interno y esa forma de tratarnos. Me gustaría hacerte alguna pregunta más para generar consciencia: ¿Qué cosas te dices normalmente? ¿Cuáles te repites de manera habitual? ¿Qué tal te tratas? ¿Tienes amor auto-compasivo o pasas el día juzgándote y culpabilizándote? ¿Qué haces diariamente que indique que te quieres? ¿Qué podrías hacer hoy en concreto para quererte un poco más, o mucho más? ¿Te permites cometer errores? ¿Cómo los gestionas?

He comprobado que cuando me veo y me trato con amor, atraigo amistades nuevas, porque cuando uno se convierte en su mejor amigo, a la vez se convierte en el amigo que todos quisieran tener. Te dejo con este reto: Hoy puedes empezar a invertir en esta relación, no lo dejes para más tarde. ¿Qué vas a hacer al respecto?

Seguiremos Informando…

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