Susanna Griso viajaba esta vez a Santander en Dos días y una noche para encontrarse con Miguel Ángel Revilla, Presidente de Cantabria. Ya le aseguraba Revilla que no podría seguirle el ritmo, y la presentadora dio fe de la energía de su entrevistado. Se preguntaba Revilla a qué se debía el honor de haber sido elegido por Griso, a lo que esta respondía: “Es una de las entrevistas q más me apetece. Eres el presidente más mediático que hay. Eres muy popular, pero tus detractores dicen que eres muy populista”. Sin embargo, a Miguel Ángel Revilla esto le importaba “tres cominos” como expresaba.
Feliz entre la gente, Revilla explica a Griso como desde pequeño hacía la compra para su casa. “No me he tomado vacaciones nunca. Lo mío es pasión por lo público”. Susana Griso al final sí pasó dos días y una noche en el piso de la mujer de Revilla, que estaba reticente ante las cámaras.
Revilla repasaba con Susanna algunas de sus anécdotas políticas en Dos días y una noche. Por ejemplo, cuando le dijo a Mariano Rajoy que no podía decir que no sabía de la imputación de los extesoreros del PP, o cuando recibió en 2003, una llamada de Zapatero para ser Presidente de Cantabria, y le dijo que no, reculando al día siguiente después de hablar con su mujer y que esta le dijera que era “un cagón”.
Juntos, Griso y Revilla recorrieron el mercado, acudieron a un acto por la igualdad de la mujer o recorrieron el parque natural de Cabárceno. Revilla hacía gala de su pasión por la política, también al hablar de su salud “si el médico no me garantiza que puedo rendir al 100%, al día siguiente dejo de ser presidente”.
Susanna Griso regalaba al Presidente de Cantabria unas anchoas de la Escala, acto que este se tomó entre bromas como provocación en Dos días y una noche. Provocación también la que Revilla contaba sobre Elena Salgado, que aseguró en una rueda de prensa que el hábito de fumador de Revilla no le gustaba. Tampoco tuvo buenas palabras para Pepiño Blanco “es el más mentiroso de los seres humanos que he conocido. ‘El pollo’ no volvió a aparecer con la firma de las obras del ave. Lo llevo clavado en el corazón, mentiroso, hipócrita, qué elemento” decía exaltado.
Mientras Griso pescaba un pez practicando una de las aficiones de Revilla, este auguraba elecciones anticipadas y criticaba la inviolabilidad de la monarquía y las indemnizaciones millonarias con las que se han quedado banqueros mientras los preferentistas perdían los ahorros de toda una vida.
“Yo solo pido una cosa: poder aguantar y no fracasar en estos tres años que me quedan. Si tuviera veinte años menos, viendo lo que está pasando en España, la armo” concluía Revilla en Dos días y una noche.
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