Tras conocer el Efecto Coolidge, abrimos una nueva ventana, junto a nuestra experta, Señorita Blume, en la que vamos a presentaros un concepto que algunos ya conoceréis y a otros os resultara desconocido completamente. Hablamos de la Asfixiofilia (más conocida como asfixia erótica). Hablamos de una vía en la que la satisfacción sexual se obtiene a travñes de la privación de oxígeno. Ésta, hace que la intensidad del orgasmo, para aquel que la está sufriendo, sea grande. ¿Cómo se lleva a cabo? Mediante la obstrucción de las vías respiratorias, bien con elementos que cubran la cabeza, como una bolsa por ejemplo, o a través de la semiestrangulación.
La Asfixiofilia es una práctica habitual entre aquellos que son fieles al BDSM (prácticas relacionadas con el Bondage, la dominación, la sumisión y el sadomasoquismo). Eso sí, debe ser un acto que se lleve a cabo de un modo seguro, sensato y, sobre todo, consensuado. Y es que, tratamos con una actividad la cual es tan peligrosa como inicialmente parece. De hecho, un fallo en su ejecución puede ser mortal para el que lo practique (hay 14 casos ya registrados de fallecimientos al respecto).
En otro orden de cosas, la Asfixiofilia entra en el cuadro de las parafilias (prácticas sexuales peculiares, alternativas o poco comunes cuyo placer principal no yace en el coito, en la masturbación o el sexo oral). Nace de una actividad, situación o característica ajena a todo ello. De hecho, sus practicantes no necesitan culminar el acto sexual para excitarse. ¿Y de dónde procede? Su primera mención data del año 1.600, en el cual era un tratamiento para la disfunción eréctil. Y aunque pueda parecer increíble, la gente la veía como algo normal. ¿Más detalles? NO dejes de escuchar este podcast de Señorita Blume. No tiene desperdicio.
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