Juan Mata, en ‘Salvados’: “lo que cobro es una burrada”

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Jordi Évole abordaba en este Salvados las consecuencias que pueden tener los deportes de alta competición sobre el cuerpo y mente de tres grandes deportistas, Juan Mata, jugador del Manchester United, Carolina Pascual, medalla de plata de gimnasia rítmica individual en Barcelona 92, y Virginia Verasategi, campeona del mundo de triatlón en 2003.

Para Juan Mata, “Cuando llegas a un equipo joven te crees Maradona, pero lo importante es mantenerse”. Le explica a Évole en Salvados que el fútbol en esos niveles está muy bien remunerado, pero que cree que cuando los chicos jóvenes se inician, se crea un exceso de responsabilidad en los niños, que intuyen que sus familias, están volcadas en que salga bien su carrera. “No nos preparan para el fracaso”, comenta Mata. “Tan solo unos privilegiados llegamos a trabajar en este nivel. Respecto a la sociedad, lo que cobro es una burrada. El baremo son los demás de tu equipo u otros equipos” apunta.

“A veces, para las más mínimas tonterías te lo hacen todo. No estás viviendo una vida normal porque no sabes aspectos normales y cotidianos como las facturas de casa” revela Mata a Évole, explicando la distancia que le separa del mundo. “Falta una pata: preparación psicológica. El fútbol de alta competición a nivel físico, no es bueno para el cuerpo. Yo vivo en una burbuja, la vida real es la de mis amigos. El mundo del fútbol no es la vida real”, sentenciaba el jugador en Salvados.

Carolina Pascual empezó a practicar rítmica con 7 años. “Yo quería representar a España en los Juegos Olímpicos. Con 12 años lo dejé todo y me fui a Madrid. Pasamos muchas noches llorando, muchas chicas se volvían a casa según llegaban. Lo primero que hacían era pesarnos por la mañana. Entrenábamos mínimo 8 a 9 horas al día, de lunes a sábado. Yo he llegado hasta 13 o 14 horas al día”. Carolina explicaba en Salvados las duras condiciones a las que las niñas eran sometidas: “Nos daban comida en muy pocas cantidades. Nosotras siempre teníamos nuestras provisiones. Hasta he cogido cosas del suelo o la papelera para llevármelas a la boca. Nunca había comido pan hasta que me retiré. Lo importante era no subir el peso”.

“Había que hacer 10 ejercicios perfectos de cada aparato seguidos, hasta que no lo terminase no me iba a casa”, continuaba Carolina. “Cualquier error me hubiera llevado a perder la medalla. A veces, no podía andar y me derretían unas barras de hielo para el dolor. No estudiábamos, lo importante eran los Juegos Olímpicos. Estar ahí es ser una privilegiada. Eres lo más en tu país. Yo lo volvería a hacer otra vez por conseguir lo que nadie ha conseguido”. Carolina aseguraba que comía chocolate para aguantar las Olimpiadas, y que al terminar, quedó tan exhausta que acabó con fiebre y en cama un mes. Con 17 años se retiraba, retomaba sus estudios y trataba de ganarse la vida impartiendo clases en gimnasios y colegios, sin ayuda.

Virginia Berasategi le contaba una experiencia similar a Jordi Évole en Salvados, con un esfuerzo tan alto psíquico y físico que le hizo reventar hasta llegar a doparse. “Cualquier deporte de élite no es sano, ni a nivel físico, ni psíquico”, aseguraba Virginia. “Llegué a pensar que solo te van a querer si ganas. Al final, la mayor presión era mía. Era yo,ese ego, esa ansia de ganar, la ambición de una Virginia oscura y chunga. Hubiese ganado la prueba sin doparme. No es bueno el deporte en exceso. El deporte de élite es algo mas que deporte”.

 

 

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