Cebrián y Prisa: objetividad en beneficio propio

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Juan Luis Cebrián es en estos momentos el personaje más odiado en redes sociales y en el mundo periodístico. El Presidente Ejecutivo del Grupo Prisa ha denunciado a elconfidencial.com a eldiario.es y a laSexta por implicarle en los Papeles de Panamá, pero además ha vetado la aparición de todos los periodistas de estos medios en el Grupo Prisa, entre ellos Ignacio Escolar. Y no es todo. También ha prohibido que los periodistas del Grupo participen en estos medios, en especial en las tertulias y programas de laSexta.

Decisiones que han despertado la ira del sector ante un Cebrián que se ha olvidado de la objetividad y que ha usado una vez más a la SER y a El País para su beneficio propio. No nos sorprende que todo el mundo se vuelque contra Cebrián, pero sí es impactante que nadie haya descubierto antes los modos y las formas del personaje. Cebrián lleva cuarenta años usando sus medios en beneficio propio y en un país sin memoria conviene recordarlo.

En prnoticias os venimos contando de las ‘jugarretas’ de Cebrián desde hace años: hemos sido testigos privilegiados de sus guerras radiofónicas contra Antena 3 Radio primero y contra COPE después; hemos visto como ha publicado informaciones para perjudicar a sus competidores en la Guerra del Fútbol y también hemos visto como en ese tiempo ha pontificado del periodismo y ha dicho en varias oportunidades públicamente –sí, lo ha dicho- que los editores no deben usar sus medios en beneficio propio.

Desde la muerte de Jesús Polanco, el fundador de Prisa, Cebrián ha asumido el control de Prisa y se ha encargado de sepultar la herencia de sus antecesores. Ha llevado a sus medios a las cotas más altas de endeudamiento y de pérdida de credibilidad, precisamente por querer jugar a ser empresario y lo que es peor, a ser un poder en la sombra. Para nadie es un misterio que en este tiempo ha coqueteado con el PSOE –con todas sus facciones- como el PP –su amistad con Soraya Sáenz es ya antológica- y más recientemente con Ciudadanos.

Cebrián ha jugado a todas las bandas con las cartas marcadas y ha fracasado. Es por ello que esta última pataleta le pilla en uno de los momentos en que menos influencia tiene en la Sociedad, en la Política y en la Economía y en una coyuntura en que sus medios, Cadena SER y El País, ya no controlan la agenda mediática de España. Cebrián están en horas bajas y lo sabe y tras sus últimas decisiones no solo se ha cargado el periodismo y la poca credibilidades que le quedaba a él y a su medios, sino que se ha dado un tiro en el pie que le deja muy tocado en su empresa y en un sector donde ya nadie le volverá a creer, si es que alguien lo hacía todavía.

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