Bufé libre de patatas fritas, la última ocurrencia de McDonald’s que ha crispado a los nutricionistas

Publicidad

Ni las ensaladas ni las tiras de zanahoria ni las alitas de pollo. El complemento más rentable para McDonald’s son las patatas fritas. Quizá este ha sido el principal motivo que ha inspirado a esta compañía norteamericana, líder indiscutible en el sector de los restaurantes de comida rápida, a incluir este tubérculo en el proceso de reinvención que puso en marcha hace unos días para contrarrestar la bajada del 5% de sus ventas del ejercicio de 2015. Por solo un dólar extra en el precio habitual de las patatas, los clientes del McDonald’s de St. Joseph (Missouri) regentado por Chris Habiger podrán disfrutar de todas las patatas fritas que deseen. La medida se ha implantado por ahora únicamente en esta franquicia, pero ¿cuánto tardará en contagiar a todos restaurantes que lucen la M amarilla a lo ancho y largo del mundo?

Precisamente esto es lo que temen endocrinos, dietistas y nutricionistas españoles. El mero hecho de pensar que este “bufé libre” de patatas fritas pueda llegar a implantarse en los McDonald’s de nuestro país o que otras cadenas copien la idea para conseguir aumentar sus beneficios, les repele y enfurece. De ello han dejado constancia en las redes sociales desde que se conoció la noticia. Y es que, según los datos de la propia compañía, una ración pequeña de estas patatas contiene 230 kcal y 11 gramos de grasa. Por lo tanto, por muy apetitosa y económica que parezca la idea, un consumo excesivo está fuera de lo que se considera como una dieta saludable.

Consecuencias para la salud de la tarifa plana de patatas fritas de McDonald’s

La doctora Assumpta Caixàs, Coordinadora del Área de Obesidad de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) asegura que “esta tarifa plana para el consumo de patatas fritas puede tener consecuencias nefastas para la salud; sobre todo, para aquellas personas con dificultades para la inhibición ante la posibilidad de más comida. Puede fomentar el “no parar de comer” hasta la saciedad, un tipo de comida muy hipercalórico. Puede influir en el peso y en perfil lipídico”.

La experta advierte que los jóvenes serían los más perjudicados por un aumento en los índices de obesidad en el país, “pues son los que más frecuentan los restaurantes de comida rápida”. Pero además de la obesidad, el exceso de hidratos de carbono puede provocar exceso de triglicéridos (hipertrigliceridemia, un tipo de dislipemia) y también puede fomentar la aparición de diabetes. Así lo ha señalado la doctora Caixàs.

El valor nutricional de las patatas

Según la doctora Assumpta Caixàs, “el valor nutricional de las patatas fritas varía en función del tipo y la cantidad de aceite que se utiliza y de si se escurre bien el aceite o no. Suponiendo que se utiliza aceite de oliva para freír y que se colocan las patatas primero en un papel de cocina para empapar todo el aceite, y que la cantidad de patatas fritas es la correspondiente a la parte llana cubierta, sin amontonar, de un plato grande, la composición nutricional sería la siguiente: 175 gr patatas fritas, 376 Kcal, 21 gr hidratos de carbono, 3 gr de fibra, 3,4 gr proteína, 30 gr de grasa (4,3 gr grasa saturada, 21,9 gr grasa monoinsaturada, 2,5 gr grasa poliinsaturada) y 0 gr de colesterol”.

La experta remarca que no existe una ración semanal recomendada. “En general, se recomienda evitar los alimentos fritos. Es preferible ingerir la patata cocinada al vapor, hervida o al horno. No obstante, ocasionalmente, ya sea una vez al mes o ante una celebración puntual, se puede tomar una ración correspondiente a la mencionada anteriormente”.

Así las cosas, el debate está servido. ¿Se hará eco McDonald’s de las advertencias de estos expertos?

Seguiremos informando…

Publicidad
Publicidad
Salir de la versión móvil