El diagnóstico precoz del glaucoma, un reto para evitar llegar a casos de ceguera irreversible

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Hoy en día, el mundo está dominado por la tecnología. Ordenadores, teléfonos móviles, tabletas, libros electrónicos, televisores y otras pantallas se han integrado en todos los ámbitos de nuestra vida. Podemos llegar a pasar hasta 10 horas delante de una pantalla. En este escenario, el ojo se ha convertido en un órgano esencial. Cuidarlo nos podría ahorrar muchos disgustos; sobre todo, conociendo que existen enfermedades oftalmológicas en las que el daño es progresivo y para las que no hay ningún tratamiento que permita recuperar la visión perdida. Tal es el caso del glaucoma.

El glaucoma es la principal causa de ceguera irreversible en el mundo. Pero hoy en día solo entre el 5% o el 10% de los casos de personas diagnosticadas de esta enfermedad neurodegenerativa termina en ceguera. Un diagnóstico precoz y un adecuado tratamiento permiten retrasar la lenta progresión del glaucoma y sus consecuencias, mejorando la calidad de vida de los pacientes”, asegura el doctor Julián García Feijoo, jefe de la Unidad de Glaucoma del Hospital Clínico San Carlos de Madrid y catedrático de Oftalmología de la Universidad Complutense de Madrid.

Este experto enfatiza que el porcentaje de pacientes que estarían dispuestos a cambiar años de vida por recuperar una visión normal asciende al 22%. Por eso, recomienda prevenir realizándose revisiones a partir de los 40 años. “La medición periódica de la presión intraocular (PIO) y evaluar el estado del nervio óptico son las herramientas diagnósticas más efectiva en la prevención del glaucoma, especialmente en aquellas con antecedentes familiares de glaucoma”, aconseja. Y subraya que el auténtico problema es que “los pacientes con glaucoma incipiente o moderado son generalmente asintomáticos e inconscientes de los defectos visuales que padecen”.

El reto: retrasar la progresión del glaucoma

Los expertos aseguran que, hoy en día, los facultativos tienen a su alcance tratamientos médicos que cumplen con tres puntos clave: tolerancia, eficacia y cumplimiento. “Estos tratamientos permiten retrasar y, en algunos casos, frenar su evolución, mejorando así la calidad de vida de los pacientes”, asegura el doctor García Feijoo. La diana terapéutica de estas innovaciones va dirigida a disminuir la producción del líquido y a aumentar el drenaje de humor acuoso, es decir, actúan reduciendo la presión intraocular, con lo que disminuyen el daño en el nervio óptico.

La doctora Maribel Canut, Oftalmóloga y Coordinadora del Departamento de glaucoma del Centro de Oftalmología Barraquer, indica que “existen distintas opciones de tratamiento farmacológico en colirio, con uno o dos fármacos en su formulación. Se suele iniciar con una monoterapia y, en caso de no ser suficiente, se puede añadir un segundo o incluso tercer fármaco. Hay disponibles varias clases terapéuticas como prostaglandinas, beta-bloqueantes, inhibidores de la anhidrasa carbónica… Cuando no se consigue el control de la presión intraocular también puede necesitarse la realización de cirugía”.

Entre las ventajas de los nuevos tratamientos, como Taptiqom (Santen), destaca la ausencia de conservantes, por lo que no sólo son fármacos eficaces en la prevención del deterioro del daño óptico sino que además evitan los efectos asociadas a los conservantes. En concreto, Taptiqom consigue una reducción de la presión intraocular de hasta un 40% en pacientes cuya PIO basal es de 31 mmHg. Este medicamento combina Tafluprost y Timolol y está disponible en España desde el pasado mes de mayo.

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