La plantilla de ‘El País’ ‘harta’ del Plan 828: “no hemos mejorado nada”

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El pasado 8 de junio El País anunciaba un “revolucionario” sistema de edición en el que establecía tres cierres diarios: a las ocho de la mañana, a las dos de la tarde y a las ocho de la noche. Era el primer paso práctico de la cabecera en la línea de digitalizar el diario y de –en el mediano plazo- prescindir de la edición en papel. No obstante, todos estos planes se han encontrado con el rechazo de la redacción, que ven como estamos hablando de cantos de sirena y de brindis al sol que esconden la incapacidad de los directivos de liderar un proyecto realmente periodístico, olvidándose de las historias y de lo que realmente importa: las noticias.

El sentir mayoritario de la redacción es claro: la dirección de Antonio Caño tiene un excesivo y enfermizo interés por las formas y dejan totalmente de lado el fondo. Desde su pomposa carta anunciando el fin del papel hace unos meses hasta la cacareada estrategia de tener tres cierres al día para reforzar los productos digitales, los redactores consideran que estamos siempre ante comunicaciones que buscan intentar demostrar una innovación que en la práctica no se traduce en éxito periodísticos.

En el medio de estos dos anuncios y como ya os contamos en prnoticas, Caño –y Cebrián- decidieron reconstruir la redacción de El País y poner en marcha un nuevo sistema de trabajo “digital” que no ha gustado a nadie. Este sistema consiste en crear un núcleo duro de editores –una treintena- que trabajan en la mesa central adaptando los textos a los diferentes formatos, decidiendo a qué hora y cómo se publican las noticias. El resto de redactores son volantes y –en lo posible- deben estar fuera de la redacción buscando noticias.

En la redacción de El País, los redactores ya no tienen sitio fijo y deben situarse en alguna de las mesas grupales distribuidas por todo el lugar. Ahora solo tienen asignada una taquilla donde dejar sus objetos personales si es que llegan a trabajar hasta Miguel Yuste. Una estrategia que tiene directa relación con este 828. Según la versión oficial “el Plan 828 da respuesta a la necesidad de adaptar la información a los tramos de mayor demanda en los canales digitales: la primera hora de la mañana, el mediodía y la última hora de la tarde. El País realizará tres “paradas” valorativas al día, a las 8.00, a las 14.00 y a las 20.00 (hora peninsular española), para informar y añadir el análisis y el contexto de lo que está ocurriendo”.

La digitalización de El País se olvida del periodismo

Indican que “esta estrategia no modifica la dinámica habitual de un medio de comunicación global como El País. El diario seguirá ofreciendo la mejor información actualizada minuto a minuto, renovándose cada vez que se produzca una noticia, pero, además, añade tres “cierres” o ediciones diarias que servirán para recapitular, explicar, analizar y contextualizar los hechos más relevantes de la jornada”. No obstante, en la redacción discrepan en este punto indicando que la dinámica sí cambia, obligando muchas veces a los trabajadores a “producir” antes de la ocho de la mañana y adaptarse a estos nuevos boletines que se envían a las 7.30 hrs de la mañana.

Pocos en la redacción están contentos con este nuevo sistema que se ha aplicado en los últimos meses. Consideran que “no se ha mejorado nada” y que como siempre, estas modificaciones de forma obligan a estar “operativos” a los redactores casi las 24 horas de día. Indican no obstante que nuevamente se olvidan el fondo ya que todos los cambios apuestan por adaptarse a los formatos, pero ninguno por hacer un mejor periodismo, ni por buscar más exclusivas que otorguen mayor repercusión mediática y peso político. Al contrario, todos estos cambios tienen como único objetivo tener mayor impacto en redes sociales y subir las vistas de la web, la nueva y casi exclusiva vara de medir el trabajo de los periodistas de El País en estos momentos.

Seguiremos Informando…

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