El informático de Trébol reconoce graves ilegalidades en las farmacias del grupo

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Su trabajo no consiste en desarrollar una página web, en adaptar la red informática de la compañía a sus necesidades de negocio o en crear una aplicación para que los responsables de la misma puedan acceder desde cualquier lugar a los sistemas de información de la entidad. En un mundo en el que pocos aspectos de la actividad administrativa o empresarial escapan de las garras de la digitalización, los informáticos se han convertido en las personas que mejor conocen los entresijos de cualquier empresa. En sus manos están los sistemas de administración, los programas de facturación, la gestión de delicadas bases de datos o incluso los emails confidenciales que envía o recibe la alta dirección.

Por ello, a la hora de contratar a uno de estos expertos, a las empresas no les basta con que demuestren una formación informática sólida en lenguajes y sistemas. A menudo se declinan por personas que les transmitan seriedad y, sobre todo, confianza. Quizá eso fue lo que impulsó a Farmacias Trébol S.L. a incorporar a Javier Portillo a su plantilla. Su hermana, María Amparo Portillo, directora de Recursos Humanos de la compañía desde septiembre de 2001, habría dado muy buenas referencias de él para favorecer que los directivos de Trébol, José Luis Granda, Esther Murias y Fernando Vélez, consideraran ficharle por encima de cualquier candidato. Así ocurrió.

Javier Portillo comenzó a trabajar en el departamento de informática de Farmacias Trébol en enero de 2002 y en marzo de 2005 contrató a Enrique Barral para que le apoyara en sus responsabilidades. Tanto el uno como el otro mantenían reuniones semanales con la cúpula directiva para definir la estrategia y convenir los asuntos propios de su departamento, por lo que conocían a la perfección los tejemanejes del grupo. De las presuntas prácticas ilegales llevadas a cabo por Farmacias Trébol dejó constancia, con todo lujo de detalles, el informático Enrique Barral en la “Demanda por extinción de la relación laboral” que interpuso contra esta sociedad mercantil con fecha de octubre de 2012.

Enrique Barral fue despedido el 19 de septiembre de 2012 después haber prestado sus servicios a Farmacias Trébol durante siete años. En sus reclamación no solo acusa a Farmacia Trébol de cometer graves delitos fiscales y a la seguridad social en los que deberían intervenir la Agencia Tributaria o la Inspección de Trabajo, como llevar una contabilidad paralela en una empresa en Talavera de la Reina o de realizar pagos en B. Asegura que el planteamiento de negocio de Farmacias Trébol vulnera lo dispuesto en la Ley de Garantías y Uso Racional de los Medicamentos y Productos Sanitarios. Enrique Barral habla de tráfico de medicamentos y compras en bloque a laboratorios farmacéuticos.

“[…] Es el titular de una de las farmacias asociadas a la mercantil quien hace los pedidos en un volumen que sirva para abastecer a todas las oficinas de farmacias asociadas a Trébol a un precio más competitivo por ser más barato si se compran medicamentos en mayores cantidades. Y puesto que la venta de la farmacia inicial a cada una de las farmacias asociadas tampoco es legal, por carecer de licencia de distribución, es la mercantil, Farmacias Trébol S.L. la que vende, igualmente sin licencia, a cada una de las farmacias asociadas. Los productos farmacéuticos así distribuidos, que son solo una parte de los que adquieren cada una de las farmacias asociadas, dan lugar a un tráfico ilegal, y a una contabilidad paralela, en negro, que es la que sirve luego para hacer pagos en metálico y fuera de nómina a los empleados”.

Seguiremos informando…

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