La octava edición del FesTVal de Vitoria se ha estrenado con drama. En concreto con una ficción de este género que “recoge la tradición clásica de TVE de adaptar novelas”, según ha asegurado el director de Ficción de TVE, Fernando López Puig. Así se ha presentado La sonata del silencio, la nueva serie de la cadena pública basada en la novela homónima de Paloma Sánchez-Garnica. Encabezan el reparto Marta Etura en el papel de Marta Rivas, Daniel Grao en el de Antonio Montejano y Eduardo Noriega en el de Rafael Figueroa.
López Puig ha apuntado durante la rueda de prensa -en la que se ha echado en falta la presencia del director de TVE, Eladio Jareño, a diferencia del año pasado- que La sonata del silencio busca mostrar al espectador algo más que un drama puro y pretende relatar íntegramente el amplio abanico de conflictos que se producen en las escaleras donde viven las familias protagonistas de la serie: Los Figueroa y Los Montejano.
Amores prohibidos, rencillas del pasado, machismo en todos los ámbitos de la vida y el afán de superación de una mujer en el Madrid de los años 40 protagonizan el grueso de los nuevos capítulos de La sonata del silencio. Junto a Etura, Noriega y Grao completan el reparto otros nombres como Lucía Jiménez, Fran Perea, Claudia Traisac, Joel Bosqued, Fernando Soto y Chani Martín.
La autora de la obra, Paloma Sánchez-Garnica, ha confesado que sólo ha podido ver los dos primeros capítulos y los diez minutos finales de una ficción que todavía no tiene fecha de estreno en TVE. No obstante, la escritora se ha mostrado ampliamente satisfecha con el trabajo realizado por el elenco y ha apuntado que “he visto identificados mis personajes en el trabajo de los actores”.
El punto de partida de La sonata del silencio
Marta Rivas tuvo una infancia y una juventud feliz. Hija de diplomáticos, soñaba con ser concertista de piano. La guerra civil le acarreó la ruina a Antonio, su marido, un médico dedicado al negocio de antigüedades y Marta hubo de olvidar sus ilusiones. Ellos y Elena, su hija, que trabaja en una zapatería, han debido abandonar el piso que ocupaban frente al del matrimonio formado por Rafael y su familia, para subir a uno más modesto en el último rellano.
Rafael es amigo de juventud de Antonio y de Marta, y con la esposa de aquél, Virtudes, pasaban juntos los veranos antes de que estallara la contienda. Rafael le ha dado trabajo a Antonio en su despacho de notaría. Pero las relaciones entre todos ellos son cada vez más tirantes: hay muchos secretos del pasado que permanecen ocultos y les atormentan. Antonio está en la cárcel y Rafael y Don Próculo, un sacerdote amigo de la familia, proponen un acuerdo para exculparlo. Pero la salud de Antonio está ya muy deteriorada.
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