Actualizado a las 14:00.- Alberto Chicote vuelve con la quinta temporada de Pesadilla en la Cocina, programa que se ha convertido en uno de los emblemas de laSexta y que tal y como lo ha presentado el propio Chicote ante la prensa “será la mejor temporada sin duda”. Mario Gómez, director de laSexta, ha acompañado al cocinero en la puesta de largo de la nueva temporada de un programa que ha catalogado como “la gran marca de entretenimiento” de la cadena. El máximo responsable de la cadena ha asegurado que en esta quinta etapa “el riesgo estaba en no arriesgar” y que buscan el impacto y la sorpresa.
Esta es la razón por la que veremos algunos cambios en el estreno de mañana jueves. Al caos de las cocinas en restaurantes al uso, habrá que sumarle casos extremos como la organización de bodas, despedidas de solteras o adentrarse en los fogones de un barco restaurante.
Tal y como ha reconocido ante los medios el propio Alberto Chicote, su reto consiste en “encontrar casos muy diferentes” y asegura haberlo logrado, por ello, está convencido que “esta es la mejor temporada de Pesadilla en la Cocina”. Asegura también cada temporada están más involucrados y se implican en mayor grado y que en esta última temporada se han encontrado “problemas más propios y diferentes a los que se han visto hasta ahora”.
¿Qué veremos en la quinta temporada de Pesadilla en la Cocina?
A pesar del buen recibimiento con el que le acogerán en primera instancia, los momentos de calma para Chicote serán en esta nueva temporada pocos y fugaces. El chef tendrá que echar mano de paciencia y estoicismo para sobrellevar situaciones fuera de lo común o resistir los envistes de los dueños, cocineros o camareros más especiales.
Alberto Chicote conocerá en esta nueva temporada al cocinero más sucio que ha pasado por el programa, cuyas prácticas a la hora de almacenar o manipular los alimentos convierten a su cocina en un museo culinario de los horrores. Se encontrará también con un chef fuera de sí dispuesto incluso a agredirle cuando la tensión se encuentra en el punto más alto. Y momentos de máxima frustración, lanza las pizzas contra la pared.
No faltará tampoco un excéntrico cocinero que habla con los alimentos o se va a casa a ducharse en mitad de un servicio, hábitos que dejarán a nuestro chef sin palabras. Pero si tendrá que demostrar paciencia y entereza, será con la dueña de un café de Zamora, una mujer de carácter insufrible que ha despedido a más de veinte personas en cuestión de tres meses y ante la que tendrá que tomar por primera vez la decisión más tajante antes de finalizar la reapertura del local.
Insólitas misiones en locales insospechados
Pesadilla en la cocina incorpora a su carta de temporada grandes novedades respecto a los tipos de restaurante que el chef Chicote visita en su batalla por dar luz a propietarios perdidos, empresarios, poco competentes o empleados con una idea muy particular de la implicación profesional. Alberto Chicote dejará atrás en algunas ocasiones las tradicionales tabernas, los restaurantes clásicos, los locales con pretensiones más cool o las casas de comidas al uso y se adentra en lugares que no había pisado jamás. Impresionado ante lo inusual de sus nuevos encargos, Alberto acude a la llamada de un restaurante de lujo en un barco que navega por el Mediterráneo, o visita el restaurante de un camping de Andalucía cuyos dueños se han instalado en el caos. También intentará ayudar a un restaurante de carretera aparentemente común en el que nada es normal, viajará a Galicia por primera vez para encontrarse con una dueña que tiene visiones pero que no ve sus propios problemas, se enfrentará a un local practicante vacío a pesar de encontrarse en la zona más turística de Madrid o conocerán un restaurante con pretensiones muy alejadas del lugar donde se encuentra y de los usos y costumbres gastronómicas de sus vecinos.
Reto internacional
En esta quinta temporada de Pesadilla en la cocina, Alberto Chicote también hará las maletas en misión internacional. En esta ocasión, el chef y el equipo del programa viajan a Utrecht, en los Países Bajos, una pintoresca ciudad en la que el restaurante español ELE se hunde. Está en horas bajas y su dueño, un extrovertido paraguayo de raíces españolas, necesita ayuda.
Chicote no tardará en descubrir que una de las grandes causas del problema del restaurante es que su dueño está más preocupado por montar sus singulares espectáculos flamencos durante el servicio que por la calidad de la comida o la atención. Su atípico viaje no estará exento de inesperados momentos en los que será testigo de reacciones que jamás habría esperado.
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