Hasta ahora hemos contemplado los robots para tareas industriales, operaciones rutinarias de la cotidianidad comercial, incluso como los hemos dejado entrar a nuestras casas con los sistemas integrales para operar el hogar inteligente como el Smart Hue o un robot aspirador para pisos… pero quizás todo esto en diez años pueda cambiar y una nueva generación de niños crezcan con su propia niñera robot.
Es posible que un robot accesible económicamente hablando pueda, en un futuro no muy lejano, encargarse de alimentar a un bebé, bañarlo y vestirlo, incluso hasta dormirlo y vigilarlo por las noches, creando un vínculo entre humano y robot nunca antes conocido, corriendo el (peligroso) riesgo de que terminen queriendo una de estas máquinas como a una madre.
Posiblemente muchos pudieran creer que esta idea nace de los dibujos animados, como por ejemplo de la inspiración de Robotina, aquella robot ama de llaves de las caricaturas Los Supersónicos, pero lo cierto es que cada vez se acerca más la posibilidad de que esta idea se materialice en la cotidianidad.
De acuerdo con TechCrunch, el tema de la vinculación con los robots ya está tomando otras dimensiones; en Internet puede conocerse de una comunidad que se denomina transhumanista, quienes exigen el derecho a casarse con máquinas y todo lo que eso implica. Esta propuesta ya ha ido demasiado lejos e incluso existe un proyecto de ley de Derechos Transhumanista entregado a Washington en el que quieren que sean acogidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos a estos futuros robots esposas y esposos.
Pero, más allá de las distintas intenciones que pueda tener cualquier grupo fanático o de la comercialización de un robot niñera, ¿cuál es la razón por la que hemos llegado a este punt? La respuesta es sencilla: “funcionalidad”, ya que los robots harán nuestras vidas mucho más fáciles y se ocuparan cada vez más de lo que no queremos hacer, sin quejarse, sin enfermar, sin pedir vacaciones y sin pedir aumento de salario.
La estocada final para las niñeras humanas será cuando las compañías exploten el factor inversión, ya que en promedio unos padres podrían estar invirtiendo en pago de niñeras durante los primeros 5 años de vida de sus hijos más de 100.000 euros, es una cifra escandalosa, pero al sacar las cuentas se podría corroborar. En cambio, una niñera robot que se quedará para siempre con una única inversión más mantenimiento no pasaría de los 10.000 euros, es decir el diez por ciento de esa cifra.
Básicamente veremos una transición en una década en la que las niñeras robot reemplazarán a las niñeras reales, de la misma forma que el coche reemplazó al caballo; o como la electricidad reemplazó el fuego. Así los nuevos padres tendrán más tiempo libre, pero posiblemente menos amor de sus hijos, porque todo se lo llevará Robotina.
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