Podemos solamente quiere prensa cortesana

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La jornada de ayer todo el aparato mediático y de redes sociales de Podemos crucificó a una periodista de Cadena SER –y a la cadena- por publicar que Ramón Espinar había obtenido unas plusvalías de 30.000 euros en la venta de un piso de protección oficial que obtuvo pese a no contar con una renta fija y que supuestamente vendió porque no podía pagarlo. Sin entrar en el fondo de esta cuestión, Espinar culpó a la SER de montar una campaña en su contra y de querer influir en las elecciones de Podemos en Madrid. A pesar de que mostró la documentación pertinente le fue imposible negar lo evidente: la noticia era cierta y efectivamente vendió un piso de protección oficial semanas después de que se lo concedieron y ganando unas importantes plusvalías.

Es decir, la información era impecable, pero para Podemos no fue suficiente. Intentaron poner en marcha esa máquina del fango que tanto critican contra los autores de la información argumentando que hace un mes que habían contactado con Espinar para pedirle alguna explicación sobre estos hechos. “¿Por qué se saca en plena campaña por Madrid?”, dijeron los dirigentes que apoyaron a Espinar intentando restar credibilidad a la información. Y desde aquí les contestamos que cada medio es libre de publicar sus informaciones cuando les venga en gana, siempre que sea veraz, como así ha sido el caso. Diferente es el caso de Ramón Espinar, que sabiendo que había una investigación en marcha se calló durante un mes, esperando quien sabe qué.

De las palabras de los principales dirigentes de Podemos se puede deducir que todas las informaciones que no les favorezcan son automáticamente campañas de opinión en su contra que buscan perjudicarles. Es sorprendente la actitud, considerando que cuando este mismo tipo de investigaciones y denuncias que se hacen en los medios y afectan a otros partidos políticos, desde Podemos son los primeros en enarbolar las banderas de la probidad y en pedir explicaciones, atribuyendo máxima credibilidad a los mismos medios que ahora critican.

Dicho de otro modo, los medios que no hablan bien de Podemos son enemigos al servicio de la casta y los que sí hablan bien de ellos -que hay muchos- son grandes ejemplos de buen hacer periodístico. Una vara de medir lo suficientemente retorcida para amoldarla a los intereses de sus principales dirigentes, que independiente de los casos en los que se vean involucrados, tienen una piel extremadamente fina con los medios de Comunicación que les critican. Convendría que realizasen antes un ejercicio de autocrítica y asumir que si hay una información que no les gusta porque consideran que se vulneran sus derechos o su honor, la única vía para denunciarlo son los cauces legales y no las redes sociales, ni las tertulias de televisión. Se llama democracia.

 

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