El ejercicio físico y la dieta mediterránea, claves en la lucha contra el cáncer de mama

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El ejercicio físico y la dieta mediterránea son dos herramientas importantísimas para prevenir el cáncer de mama. Así se ha puesto de manifiesto en el marco de la jornada “Nuevas vías de investigación en cáncer de mama. ¿Hacia dónde vamos?”, organizada por el Grupo GEICAM de Investigación en Cáncer de Mama y la Universidad Europea de Madrid (UEM) con motivo de la celebración de la Semana de la Ciencia.

Durante la jornada los expertos han debatido acerca de cómo impactan los hábitos de vida en las mujeres y en el riesgo a desarrollar un cáncer de mama, una enfermedad que en nuestro país sufrirá una de cada ocho mujeres a lo largo de su vida.

Según ha explicado la doctora Eva Carrasco, directora científica de GEICAM, “en la actualidad el sobrepeso, el abandono de una dieta saludable, el sedentarismo, la renuncia a la maternidad y el retraso del primer embarazo son factores de riesgo de cáncer de mama que condicionan el aumento de su incidencia que actualmente se cifra en 26.000 nuevos casos al año”.

Hábitos de vida saludable en la prevención del cáncer de mama

No obstante, cada mujer puede reducir el riesgo de forma individual introduciendo pequeños cambios en su dieta. Así, apunta la doctora Carrasco, “el estudio EpiGEICAM promovido por el Grupo GEICAM en colaboración con el Instituto de Salud Carlos III demostró que el consumo de alimentos de la dieta mediterránea puede reducir el riesgo de desarrollar cáncer de mama hasta en un 30% y también disminuir la frecuencia de otras enfermedades crónicas, como los problemas cardiovasculares o la diabetes”.

Los resultados de este estudio, coordinado por la investigadora Marina Pollán, añaden más evidencia a favor de fomentar esta dieta rica en verduras, fruta, aceite de oliva, pescado y legumbres, y limitar el consumo de alcohol, productos grasos, carne, embutidos, dulces y bebidas azucaradas. Asimismo, estudios clínicos han demostrado que el ejercicio físico realizado de manera regular previene la aparición del cáncer de mama. La doctora Soraya Casla, coordinadora de Programas de Ejercicio en Oncología de GEICAM, indica que “estos estudios han demostrado que el ejercicio físico previene el cáncer de mama y aumenta la supervivencia de las mujeres que ya lo han desarrollado, modulando la recurrencia y la progresión tumoral”.

El ejercicio físico podría jugar también un importante papel en cuanto a los efectos de los tratamientos contra este tipo de tumor. En este sentido, la doctora Carrasco asegura que “el ejercicio podría potencialmente aumentar los efectos de la medicación sin aumentar la toxicidad, sin dañar el organismo y protegiendo el corazón y su desgaste, el cual sufre numerosos daños debido a la toxicidad de los tratamientos”. Así mismo, la doctora Casla añade que “el ejercicio físico modifica la composición corporal de las pacientes con cáncer de mama, reduciendo la masa grasa y aumentando la masa muscular, aspecto muy importante para evitar enfermedades metabólicas y reducir el riesgo de recaída asociado a la obesidad”.

Trabajando el cuerpo y la mente

El ámbito psicológico de las pacientes es un área fundamental a tener en cuenta a fin de garantizar la mayor calidad de vida posible tras el diagnóstico de un cáncer de mama. “Las reacciones habituales son miedo, negación, rabia, culpabilidad, ansiedad, tristeza, dependencia, disminución de la autoestima y aislamiento.

En las Unidades de Psicooncología se trabaja con las pacientes, sus familias y el equipo de profesionales del Servicio procurando ajustarse a las necesidades de la paciente en cada etapa de la enfermedad. Básicamente se trabaja para disminuir la sensación de desesperanza e incrementar la percepción de control, de cara a una mejor adaptación y calidad de vida”, explica Begoña Arbulo, psico-oncóloga del Hospital Universitario Gregorio Marañón de Madrid.

Importancia de la investigación en cáncer de mama

Durante la jornada ha quedado patente que la investigación es fundamental en la mejora del conocimiento y tratamiento de la enfermedad. En la actualidad, gracias a ella, 8 de cada 10 mujeres superan el cáncer de mama a los cinco años del diagnóstico. En opinión de la doctora Eva Carrasco, “la sociedad debe tomar conciencia de que los conocimientos y recientes avances que están modificando de forma favorable el manejo de esta enfermedad, tienen detrás una firme apuesta por la investigación”.

De este modo, la psicooncóloga Begoña Arbulo indica que, “los esfuerzos en la investigación necesitan de más estudios longitudinales que permitan criterios de rigor metodológico y para eso hace falta apoyo institucional y administrativo, dado que la excesiva carga asistencial conlleva que la mayor parte de la actividad profesional se centre en la atención clínica, docencia, formación continuada,  y en menor medida, en la investigación”.

Al lado del paciente

Las asociaciones de pacientes representan un apoyo fundamental para la mujer tras recibir el diagnóstico. Concepción Biurrún, miembro de la Junta Directiva de la Federación Española de Cáncer de Mama (FECMA),  ha asegurado que “cuando  una mujer es diagnosticada de cáncer de mama comienza un largo proceso en el que son muchas las dudas que le surgen y la ansiedad que sufre. En muchos casos, se enfrentan al desconocimiento y a la falta de  información, por lo que les proporcionamos información sobre la enfermedad, sobre lo que les va a pasar, las distintas etapas del tratamiento, sus efectos secundarios, etc.”

Asimismo, las asociaciones de pacientes cumplen una labor social muy importante con un doble objetivo, “por un lado lograr que las Administraciones presten atención a la enfermedad y provean de los recursos necesarios para su asistencia e investigación, y por otro lado, son canales muy importantes y efectivos de información dirigida a la población sobre diagnóstico precoz y prevención en patologías con una alta incidencia y prevalencia como es el caso del cáncer de mama”, ha manifestado. 

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