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Existe un dicho popular que dice: “Perdono, pero no olvido“. Pues bien, os propongo cambiarlo por: “Perdono, y recuerdo que he perdonado”. La razón es que cuando decimos: “pero no olvido” quiere decir que aún estamos siendo atrapados de alguna manera por esa amargura, ese dolor, esa rabia que nos ha podido causar la ofensa del otro o de uno mismo.
Perdonar es soltar, dejar marchar, es como ver un barco que zarpa hacia el océano al cual despedimos dejando que nuestro corazón se queden libres. Perdonar es una cuestión de amor y de libertad, empezando por el amor hacia uno mismo. Cuando no perdonamos los primeros que salimos perjudicados somos nosotros mismos. Y no me refiero a dar la razón al otro, sencillamente es tratar de entender que esa persona quizás haya hecho lo mejor que sabía en el momento que vivía. Puede que lo haya hecho fatal y eso te haya herido, pero lo hecho, hecho está, y de nada sirve repetirnos la misma película cada día.
Cuando perdonamos de verdad y recordamos que lo hemos hecho, hay un poder sanador en nosotros, en la otra persona, y si me lo permites decir también en el universo. Porque el amor es lo que mueve el mundo, y es el la raíz indispensable para el perdón. Perdonar a alguien puede tener diferentes finales. Uno, que la otra persona se desarme y la relación se recupere y refuerce y otro que la otra persona no responda y, simplemente, la sueltes, la liberes y dejes salir. Seguramente la etapa terminó en ese momento, y lo mejor es quedarse con lo bueno y aceptar su salida. Igual un día vuelve a haber un encuentro, no necesariamente, pero quien sabe…
¿Y qué podemos decir acerca del perdón hacia uno mismo? Hay personas que viven castigándose y culpabilizándose una y otra vez por no perdonarse a sí mismas. En estos casos lo que funciona es saber que la falta de perdón y la culpa se puede sustituir por la aceptación y el amor. Amarse tal y cómo uno es, observarse, aprender, crecer, evolucionar y cambiar. Si no nos perdonamos, nos paralizamos; sin embargo si nos perdonamos, nos reconstruimos, restauramos y crecemos. Así que te invito a que perdones y recuerdes que has perdonado.
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