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A más de una nos lo han dicho alguna vez: “Que no se note que estás. No debes sobresalir, ni por arriba, ni por abajo. Es mejor mantenerse discreta”. Y, entretanto… ¡Algunos nos van pasando de largo! También habréis escuchado aquello de: “Tú trabaja duro y demuestra lo que vales, que todo tiene su recompensa y nada cae en saco roto”. Y mientras… ¡Otros se ponen la medalla!
El trabajo duro y tener un buen desempeño son importantes para el éxito profesional, pero no suficientes. ¿Por qué nos costará tanto ponernos en valor? ¿Por qué nos costará tanto permitirnos brillar con luz propia? Esto afecta a hombres y mujeres, es cierto; si bien está más extendido entre nosotras…
¿Qué hemos de hacer entonces? Pues… ¡Jugar con las mismas reglas! Lo que implica no solo que desde fuera se nos facilite ciertas cosas (no voy a entrar ahí), sino que… ¡nos lo creamos! Es una cuestión de creencias, de paradigmas muy anclados que nos limitan a la hora de dar lo mejor de nosotras mismas y hacerlo visible; a veces, una cuestión de humildad mal entendida; otras, una cuestión de autoconfianza; otras, esa maldita idea o necesidad de mostrarnos siempre perfectas que nos impide arriesgar, apostar…. ¡y brillar!.
Tenemos mucho que aportar al mundo, todos y TODAS. No sé si hay un estilo que podamos denominar de liderazgo femenino, pero lo que sí sé, y está probado, es que somos más resilientes, más inteligentes a nivel emocional, más empáticas, más pacientes, más condescendientes, más creativas y con una visión más a largo plazo (por supuesto, con honrosas excepciones). ¿Y no es esto precisamente lo que las organizaciones y la propia sociedad demandan?
Está claro que, si no brillas con luz propia, en realidad, estás limitando desplegar tus talentos, impidiendo a otros que también brillen, e incluso iluminarles en el camino de su crecimiento personal y profesional, de su propio éxito. ¿A qué estás esperando?
Encuentra tu propósito, el sentido para hacerlo. Busca referentes y mentores que te acompañen en esta aventura. Da gracias a esas creencias y emociones que te han traído hasta aquí por haber hecho de ti quien eres hoy, y diles… bye, bye! porque ahora necesitas unas nuevas, que te inspiren y te capaciten para ser quien estás llamada a ser; en definitiva, ¡para brillar con todo tu esplendor!
Seguiremos Informando…