Las virtudes de los lobistas, contadas por ellos mismos (y los que trabajan con ellos)

Un apretón de manos en una imagen de archivo.
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Superada la fase inicial en la que, en el imaginario colectivo, los lobbies son actividades oscuras que se desarrollan en las grietas del poder político y de espaldas a todo aquel que se atreva a mirar, lo que toca ahora es definir las cualidades que conforman a un buen profesional del lobby. A este menester ha dedicado MAS Consulting su última sesión del Aula de Liderazgo Público, celebrada este jueves en la Universidad Pontificia Comillas (ICADE) y moderada por Daniel Ureña, socio y director de la agencia.

Al detallar los atributos positivos de los lobistas, lo primero es tener en cuenta que si estos tienen importancia es por la “profesionalización” de la propia actividad, según ha explicado María del Pozo, responsable de Relaciones Institucionales y Política Exterior de Amnistía Internacional España.

Para Ángel Luis Rodríguez de la Cuerda, director general de la Asociación Española de Medicamentos Genéricos (AESEG), un lobista tiene que tener, sobre todo, un “nivel elevado de conocimiento del sector que representa, poder de comunicación y trabajar con los valores de la confianza, la transparencia y la credibilidad”. Tanto Guillermo Mariscal, portavoz de Energía del Grupo Parlamentario Popular en el Congreso, como Diego Crescente, socio de MAS Consulting Group, ambos presentes en la sesión, han coincidido con Rodríguez de la Cuerda en el punto de los valores. Mariscal añade, además, el “rigor y la empatía”. Crescente, por su parte, considera fundamental “regirse por principios éticos”.

Que los lobistas adapten los mensajes dependiendo a los actores a los que se dirijan es igualmente importante, ha puntualizado María del Pozo. Pero, cuidado, adaptar los mensajes no es cambiarlos, y así lo ha expresado Crescente, para el que el lenguaje con el que se habla a los actores de la regulación y a la sociedad civil no es el mismo. Según el socio de MAS Consulting, “los mensajes hay que transformarlos al idioma social”. Mariscal ha añadido de igual modo que “hablar el idioma de tu interlocutor” también es vital cuando te dedicas al lobby.

Por otro lado, Mariscal, como persona que tiene el poder de legislar en un sentido u otro, cree que un lobista debe jugar siempre a largo plazo (“nunca ir apagando fuegos”) y proveer de información constante a las personas con la que hablan de manera habitual. En este sentido, entra en juego la consideración de Del Pozo, que ha insistido en que “estar al día de la agenda política internacional y nacional y saber marcarla con creatividad” es otra de las cualidades positivas de un lobista.

María del Pozo y Diego Crescente también han encontrado puntos en común entre sí al reflexionar en que alguien que se dedica al lobby debe adaptarse a los cambios, a los nuevos tiempos y también a las nuevas herramientas que le posibiliten hacer su trabajo de la mejor manera posible.

La agencia MAS Consulting está dando pasos de gigante en el proceso de dignificar la profesión de lobista. La consideran “un sector en alza”, por lo que imparten un Postgrado de Dirección de Asuntos Públicos (PDAP), pionero en España especializado en esta materia. No están solos en su cruzada: iniciativas como la creación de un registro de los grupos de influencia puesto en marcha por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) ayudan a la causa.

Seguiremos Informando…

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