“Es fundamental que los profesionales médicos nos dotemos de herramientas o plataformas que permitan el intercambio de datos personales con total seguridad”, afirma el Dr. Josep Maria Fábregas. El psiquiatra y fundador de CITA.iO, afirma que “solo así transmitiremos confianza a los usuarios y éstos se mostraran receptivos a tener en cuenta las ventajas que aportan las terapias a través de las consultas online”. Fábregas destaca algunas de las prácticas habituales prohibidas por la ley y que desarrollan profesionales médicos que ofrecen sus servicios a través de las nuevas tecnologías e Internet:
Videoconferencias por Skype. Son infinitos los profesionales médicos que se anuncian por Internet y ofrecen como herramienta principal de comunicación la videoconferencia online a través de esta plataforma. Por sus características, Skype resulta un medio intuitivo y ágil para que el médico pueda atender a su paciente. Ahora bien, su política de privacidad no es perfecta y nadie asegura que el contenido que se comparte esté completamente guardado en el anonimato. Actualmente en España esta práctica esta sancionada con multas muy elevadas.
Envío de informes a través del correo electrónico. El email es otro canal de comunicación clásico para el intercambio de archivos, también en materia de salud. Es interesante en el sentido que permite enviar documentos de todo tipo. Ahora bien, por mucha confianza que inspire el habitual gestor de correos electrónicos, los servidores tampoco pueden asegurar que la información que circula a través de ellos se mantenga de forma anónima.
Archivo de datos en ordenadores o dispositivos móviles personales. Otra práctica que no está permitida y que puede producirse involuntariamente con falibilidad. El simple hecho, por ejemplo, de descargarse una documentación de un paciente, a través de Internet, al ordenador personal o smartphone, ya se considera archivo de datos personales de índole ilegal.
Envío de datos a través de Whatsapp. Las aplicaciones que permiten el intercambio de mensajes instantáneos son realmente una herramienta útil en caso de urgencia ya que hoy en día la gran mayoría de profesionales y pacientes tiene acceso a ellas. No obstante, no parece ser el canal más seguro que existe. En más de una ocasión se ha puesto en duda la confidencialidad de los datos que se intercambian en estas apps, aunque desde las propias se haya hecho un gran esfuerzo para comunicar a sus usuarios el sofisticado nivel de encriptación.
Compartir información en las redes sociales. Siguiendo con la misma tónica, precisamente lugares como Facebook o Twitter no son los idóneos para compartir datos personales. Si bien es cierto que en ellas se pueden enviar mensajes privados y que en las cronologías o perfiles de cada usuario se pueden editar los niveles de privacidad, tampoco sería la primera vez que estos sistemas fallan y dejan al descubierto información particular.
Inexistencia de garantías de calidad en las consultas online. Si el profesional tiene una página web personal y/o plataforma médica online donde realiza la actividad con sus pacientes, obviamente tendrá que reunir todos los protocolos de seguridad para asegurar la confidencialidad de los datos. Los sellos de calidad que se otorgan dan un plus de confianza a la página, pues de este modo podemos saber quién está detrás de ellas.
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