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Lo que hacemos en el día a día, nuestros hábitos, impactan en nuestra salud mucho más que nuestro entorno o nuestra genética. Por ello, podemos decir que tenemos una responsabilidad en cómo evoluciona nuestra salud, a raíz de todas y cada una de las decisiones que tomemos.
Pero el que sepamos que tenemos una responsabilidad, que sepamos incluso qué elecciones son más saludables o menos, no significa que sea fácil cambiar. Si fuera fácil, todo el mundo lo haría. Y sin embargo vemos cada vez mas gente con dolor por estrés, más gente obesa o con diabetes.
La razón por la que ésto ocurre podemos encontrarla en que muchos de esos hábitos son inconscientes o automatizados, y de este modo es difícil acabar con ellos.
Por lo tanto, para cambiarlo hay que tomar consciencia de los componentes de un hábito:
- 1 desencadenante (lo que activa el hábito: estrés, tristeza, soledad, etc.)
- 1 acción (comer, fumar, ver 3 horas de televisión)
- 1 recompensa (que el cerebro sabe que produce esa acción).
Trabajando en los 3 aspectos podemos cambiar los hábitos que impactan negativamente en nuestra salud y ¡acercarnos a nuestro yo más saludable!