Algunas enfermedades hemato-oncológicas presentan un peor pronóstico en las personas mayores y casi todas tienen un tratamiento y un control evolutivo muy estrictos, lo que conlleva una alta frecuentación del hospital, con intervenciones incidentales en las urgencias y/o ingresos prolongados. Hablamos del mieloma múltiple, las mielodisplasias o preleucemias, y los linfomas y la leucemia linfática crónica (LLC), fundamentalmente.
La intervención geriátrica precoz es una estrategia fundamental para que pacientes mayores en riesgo de perder su autonomía o de caer en discapacidad, reciban un tratamiento ajustado. Es uno de los aspectos que se abordarán hoy y mañana en el III Workshop de Hematogeriatría, organizado por el Grupo Español de Hematogeriatría (GEHEG), de la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH), en el Hospital Universitario La Fe, de Valencia.
La doctora Concepción Boqué, coordinadora del GEHEG, ha anunciado la “próxima elaboración de un documento de posicionamiento consensuado ante el reto que supone el manejo de los pacientes mayores con enfermedades malignas de la sangre”, así como la “puesta en marcha de un registro nacional cuyo objetivo será conocer qué factores de la valoración geriátrica tienen valor pronóstico para apoyar una ajustada toma de decisiones de tratamiento”, apunta. “Otra novedad destacada es la inclusión en el programa del proceso de la anticoagulación como tema de estudio a explorar y en el que profundizar de cara al futuro”, añade. En este sentido, se abordará la terapia antitrombótica en el paciente anciano y los nuevos anticoagulantes, y se expondrán los protocolos terapéuticos específicos en marcha.
Con respecto la investigación, la población mayor ha estado poco representada en los ensayos clínicos hasta ahora. “Los nuevos tratamientos ya presentan un mejor perfil de toxicidad y muchos de ellos son adecuados para ser utilizados en personas mayores”, afirma la doctora Boqué. “Incluso se están poniendo en marcha numerosos estudios centrados en personas mayores y empieza a haber evidencia clínica de aquellos casos concretos en los que los tratamientos son eficaces y seguros, aunque sería importante tener en cuenta la calidad de vida, la ausencia de discapacidad o el mantenimiento de la autonomías”, apunta. En definitiva, los tratamientos hemato-oncológicos en pacientes de edad avanzada “deben cuidar aspectos tales como la eficacia, la toxicidad, la vía de administración, el soporte nutricional y el contexto social y familiar”.
Al hilo del lema de la reunión (“Modelando la atención a los mayores para el futuro”), el GEHEG demanda a las administraciones una “mejor coordinación entre especialidades y la introducción de nuevos roles de enfermería clínica o gestora de casos y geriatras, para un manejo holístico de los pacientes mayores”, explica. “Esto debería permitir la intervención de los distintos niveles de atención sanitaria durante todo el proceso terapéutico”. A este respecto, “se debe diseñar un modelo de atención que permita al hematólogo y al geriatra trabajar de forma conjunta y coordinada en la elaboración de un plan de tratamientos oncoespecíficos e intervenciones geriátricas y de soporte, ajustado a las necesidades de los pacientes”. Asimismo, “hay que utilizar los recursos disponibles de forma óptima y crear circuitos ágiles para la atención de problemas puntuales del paciente mayor”.