La incidencia de la leucemia mieloblástica aguda (LMA) aumenta con la edad, lo que explicaría que más de la mitad de los pacientes afectados tenga más de 65 años. Dicha incidencia continua creciendo hasta los 80 años y decrece a partir de aquí por diferentes motivos (otras causas de muerte, infradiagnóstico, etc.).
“A día de hoy, el registro epidemiológico retrospectivo de esta enfermedad consta de aproximadamente 7.000 pacientes con LMA y 2.500 casos de leucemia promielocítica aguda (LPA)”, apunta el doctor Pau Montesinos, hematólogo del Servicio de Hematología del Hospital Universitario la Fe, de Valencia, y coordinador del 4º Workshop Anual del Grupo Español de LMA de PETHEMA (Programa Español de Tratamientos en Hematología), de la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH). “Más del 90% de los registros son nacionales, pero también participan otros países, como Argentina, Uruguay, Colombia, Holanda, Polonia y Portugal”.
En los últimos años, “la biología ha ganado mucho peso en el abordaje de este cáncer hematológico al haber propiciado un mejor conocimiento de su patogénesis y por su consiguiente impacto en la práctica asistencial”, afirma el experto. Buena muestra de ello son las nuevas guías de tratamiento para pacientes LMA candidatos a quimioterapia intensiva, presentadas en el marco del 4º Workshop Anual PETHEMA LMA, evento al que han acudido cerca de 120 especialistas en la enfermedad.
“Afectarán a subtipos caracterizados por alteraciones moleculares de buen pronóstico, presentes en el 50% de los pacientes menores de 65 años”, explica. En la reunión también se ha presentado el protocolo traslacional de plataforma diagnóstica en LMA, que permitirá el análisis centralizado y estandarizado de las muestras biológicas, así como la creación de un biobanco común.
Entre los avances más relevantes producidos en la práctica asistencial en LMA, el experto se ha referido a las nuevas herramientas para la estratificación pronóstica de este cáncer hematológico. “Próximamente nos permitirán realizar un tratamiento adaptado al riesgo, en mejores condiciones y de forma más fiable, e incluso monitorizar la enfermedad residual para adelantarnos a la recaída con determinadas intervenciones terapéuticas”, señala. Con respecto al tratamiento, se están desarrollando nuevos y prometedores fármacos que “pueden aportar más eficacia con menor toxicidad”.
Se trata de nuevos inhibidores de tirosina quinasa y otros medicamentos dirigidos a dianas moleculares. Además, “se está intentando mejorar el procedimiento del trasplante alogénico, que sigue siendo requerido por los pacientes con LMA de alto riesgo, y se están implementando nuevos agentes inmunoterápicos que quizás también puedan ayudar a prevenir la recaída”.