Nestlé, Procter & Gamble y Unilever contestan a la guerra por el aceite de palma

Imagen de un Kit Kat (Foto: Greenpeace)
Publicidad

Después de Alcampo, ahora es el turno de Aldi, la cadena de supermercados que ha anunciado la retirada de sus stands de los productos de su marca de productos ecológicos GutBio que contengan aceite de palma. El aceite de palma se ha convertido en uno de los temas estrella estos últimos meses. Su mala prensa derivada de su uso en productos alimenticios y posibles perjuicios para la salud, los problemas medioambientales y de explotación laboral en las zonas de su recolección están poniendo en jaque a grandes multinacionales que trabajan por mejorar el riesgo reputacional que entraña el uso de este tipo de aceite. Desde Unilever, Procter & Gamble y Nestlé han respondido a prnoticias su posición sobre el uso del aceite de palma en sus productos. La polémica está servida.

Según aseguran desde Amnistía Internacional en un informe fechado en diciembre de 2016 “el aceite de palma y los ingredientes derivados de la palma se encuentran en aproximadamente el 50% de los productos del supermercado. El aceite de palma es muy apreciado porque es barato y versátil”. La razón del éxito del aceite de palma radica, principalmente, en su bajo coste. Así Colgate-Palmolive, Kellogg’s, Nestlé, Reckitt Benckiser, Procter & Gamble y Unilever venden productos de alimentación y cosméticos que contienen aceite de palma y derivados descartando en gran medida el uso de otros aceites, como el de oliva y girasol.

Pero en los últimos años, el aceite de palma se ha convertido en objeto de muchas críticas desde ámbitos muy diversos, tanto el medioambiental como el de la salud y hasta el de los derechos humanos. El aceite de palma representa el 30% de la producción mundial de aceites vegetales y cuyo consumo ha aumentado drásticamente en los países desarrollados en las últimas décadas. Comparado con otros aceites vegetales como el aceite de oliva o girasol, el aceite de palma contiene una elevada cantidad de ácidos grasos saturados (alrededor del 50%) principalmente en forma de ácido palmítico, aseguran desde la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN).

En los últimos meses ha saltado la alarma sobre el consumo de productos que contienen este tipo de aceite y se presenta como uno de los grandes caballos de batalla a los que se enfrenta la industria que hace uso del aceite de palma y sus derivados. El aceite de palma está ampliamente empleado en la industria alimentaria concretamente en la elaboración de margarinas, helados, pan, galletas, pastelería y bollería, productos precocinados y fritura industrial.  También el aceite de palma se usa como combustible (biodiesel) y en la producción de jabones, dentífricos y cremas.

Según la Doctora María Julia Ocon, del área de Nutrición de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), “el efecto negativo que ejerce el aceite de palma sobre la salud está relacionado con su alto contenido en ácidos grasos saturados, los cuales pueden aumentar los niveles de LDL-colesterol (conocido como colesterol malo). Se ha demostrado que un consumo elevado y continuado en el tiempo de aceite de palma puede asociarse con un incremento del riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares como el infarto de miocardio”. No obstante, apunta la especialista, “no existe una evidencia científica clara que demuestre que este aceite sea toxico o tenga un efecto cancerígeno para la salud humana”.

Muy diferente es la visión que aportan desde el departamento de comunicación de Nestlé en España, que nos remite a su página web. Aquí podemos leer: “La utilización del aceite de palma se realiza por motivos sensoriales como la textura. En comparación con los aceites convencionales (oliva, girasol,…), es más resistente y mantiene mucho mejor la conservación del producto. Contrariamente a lo que se cree, el aceite de palma es la grasa sólida con el menor porcentaje de grasas saturadas. Contiene un 52% de grasas saturadas, cantidad inferior a la de otras grasas” aseguran desde la empresa. También desde Unilever se defienden de las acusaciones del peligro del aceite de palma: “El principal argumento en contra del uso del aceite de palma es que contiene ácido palmítico, un ácido graso saturado. Este ácido está presente en la composición de todos los aceites y grasas en distinta proporción”.

Una de las creencias que comienza a extenderse en la sociedad es la posible relación entre el aceite de palma y sus efectos cancerígenos, que por el momento, tanto comunidad científica como empresas descartan. En este sentido inciden desde el departamento de comunicación de Unilever en España, apoyándose en un “reciente estudio publicado en Nature (Estudio IRB -Instituto de Investigación Biomédica-) en el que no se cita el aceite de palma, sino al ácido palmítico -presente en la composición de todos los aceites y grasas-. Este estudio fue hecho con ratones. Según estudios hechos en humanos, no hay ningún indicio de que el ácido palmítico sea carcinogénico o mutagénico”. Desde la empresa que comercializa productos como Magnum, Knorr o Skip aseguran que “el aceite de palma, cuando se consume con moderación en una dieta equilibrada y variada, tiene efectos neutros sobre la salud”.

Otro de los grandes retos a los que la industria que utiliza el aceite de palma se enfrenta viene derivado de los proveedores que les suministran este tipo de aceite. Según el estudio titulado ‘El gran escándalo del aceite de palma: abusos laborales detrás de las grandes marca‘, elaborado por Amnistía Internacional, la empresa agroindustrial con sede en Singapur Wilmar controla más del 43% del comercio mundial de aceite de palma. En 2015, la empresa ingresó 38.780 millones de dólares estadounidenses. Sin embargo, los trabajadores y trabajadoras de las plantaciones de Wilmar y de sus proveedores tienen dificultades para ganar lo suficiente para mantener a sus familias, y en casos extremos sólo les pagan 2,50 dólares estadounidenses al día. Amnistía Internacional lucha, precisamente, por acabar con el uso del aceite de palma extraído presuntamente mediante explotación infantil en Indonesia.

Desde Procter & Gamble, su equipo de comunicación asegura a prnoticias que: “Para asegurar que procede de fuentes sostenibles, estamos cumpliendo nuestros compromisos y objetivos de no deforestación en nuestra cadena de suministro para 2020, con un enfoque en tres pilares -gestión de proveedores, influenciando en pequeños granjeros y los estándares de la industria- basados en la colaboración con socios y la comunicación de nuestros programas”.

Pero no solo el riesgo para la salud del aceite de palma y los problemas derivados de su explotación preocupa a la opinión pública. Sus métodos de extracción también están provocando las quejas de los grupos medioambientales que denuncian la deforestación de miles de hectáreas de selva para extraer este aceite. Desde Unilever, por ejemplo, desde 2015 han apostado por una política de extracción de este aceite “sostenible”: “Desde el 2015 la grasa de palma utilizada en Unilever en Europa procede de fuentes certificadas”, nos explican  a prnoticias a través de un comunicado fuentes de la compañía. Aun así, las plantaciones de aceite de palma siguen arrasando con las selvas. En el sudeste asiático, el 45% de las plantaciones de palma están en áreas que eran bosques en 1989 y en América del Sur la pérdida tropical ha sido del 31%.

La crisis de comunicación de Nestlé y el aceite de palma en sus Kit Kat

Una de las crisis de comunicación que más ha afectado precisamente a Nestlé fue la llevada a cobo por Greenpeace. En el año 2012 la organización descubrió que Nestlé estaba comprando aceite de palma de Sinar Mas, un proveedor indonesio que actuaba de manera insostenible. Nestlé dijo que utilizó sólo el 0,7 por ciento del aceite de palma mundial. En un vídeo viral, distribuido por Greenpeace un trabajador de oficina aburrido se come una barrita de un Kit Kat que resulta ser el dedo sangriento de un orangután, una de las muchas especies amenazadas por un bosque insostenible de extracción de aceite de palma.

Este episodio obligó a Nestlé a emprender una campaña de reputación online, con el fin de controlar la situación provocada por el vídeo viral. Pero donde la empresa tuvo que poner todos sus esfuerzos fue en dejar de trabajar con su proveedor habitual de aceite de palma y buscar uno que fuese sostenible. En concreto, desde el departamento de comunicación de Nestlé en España nos dirigen a su página web, donde explican que están “trabajando para incrementar la cantidad de aceite de palma de origen responsable” así como para “asegurar que nuestros proveedores cumplen con nuestra Guía de Suministro Responsable. Actualmente, un 47% de nuestro aceite de palma es de origen responsable”, concluyen desde la multinacional.

Según datos de la empresa Sime Darby, dedicada a la promoción de este producto la Unión Europea la que lidera el consumo per cápita a nivel mundial con 60 kilos por habitante y año y en España en quinta posición, con 355.000 toneladas. Nuestro país importa unas 555.000 toneladas anuales en total, por un importe de 464 millones de euros, pero 200 toneladas no se utilizan para la elaboración de alimentos, sino con otros objetivos, como la producción de biocombustibles o cosméticos.

Seguiremos informando…

Publicidad
Publicidad
Salir de la versión móvil