Los medicamentos biológicos han contribuido a obtener excelentes resultados en salud y así han permitido aumentar la esperanza media de vida. Sin embargo, en los últimos tiempos hay quienes ponen el foco no en la eficacia terapéutica que se consigue con estos fármacos, sino solo en su precio.
“La decisión a la hora de prescribir medicamentos biológicos debe tomarse teniendo en cuenta que el tratamiento sea el más adecuado para el problema clínico del paciente”, explica el Dr. Fernando Carballo, presidente de la Federación de Asociaciones Científico Médicas Españolas (FACME) y de la Sociedad Española de Patología Digestiva (SEPD), durante la celebración del cuarto encuentro del Foro “Biológicos, innovación y salud”, organizado por la compañía biofarmacéutica MSD con la colaboración del IESE.
Según indica este experto “es de gran importancia que nunca sea ofertado un medicamento inferior al considerado estándar para el tratamiento de ese problema, que esté validado por la evidencia, que su equilibrio entre riesgo y potencial daño sea asumible, así como que el enfermo entienda y acepte todas estas circunstancias, participando en la decisión”, y añade que, “a la hora de optar entre las diferentes opciones también deben contemplarse elementos relacionados con la equidad y la eficiencia”.
“Lo que va bien debería mantenerse por el bien del paciente, no tiene sentido cambiar de tratamiento a un paciente estable por uno más barato con la expectativa de que funcionará, o por uno más caro en la hipótesis de que será mejor”, señala el Dr. Carballo. Además indica que “los medicamentos biológicos no son excepción de ningún tipo y deben ser indicados en el proceso de toma de decisiones basada en la deliberación clínica que cada médico realiza con cada paciente”. Por su parte el Prof. Julio Sánchez Fierro, director del ciclo, socio director del Área de Derecho Farmacéutico de De Lorenzo Abogados, añade que “los precios se conocen bien, lo que no sucede con los costes asociados a un tratamiento farmacológico inadecuado”.
Derecho del paciente a recibir información de su médico
El paciente siempre tiene que ser informado por el médico, ya que ello es imprescindible para poder contar con su conformidad.
“Sin ello la relación médico-paciente no podrá funcionar como lo que debe ser: una auténtica “alianza terapéutica”. No tenerlo en cuenta, sería incumplir el Convenio Internacional de Derechos Humanos y Biomedicina de 1997 y la Ley Básica de Autonomía del Paciente de 2002″, según explica el profesor Sánchez Fierro.
“La sustitución automática, es decir, al margen del criterio clínico del médico, afecta negativamente los derechos de los pacientes y la función prescriptora del médico; además contribuye a la deshumanización de la sanidad”.
En esta misma línea, el doctor Carballo apunta que, “la medicina clínica se caracteriza por la toma de decisiones en ambiente de incertidumbre y que el objetivo que persigue es aliviar y si es posible curar a las personas con problemas de salud. Algo que jamás podrá mantenerse de manera adecuada para cada paciente si alejamos las decisiones de la cabecera de la cama o de la consulta; no podemos reducir a la persona enferma en tan solo un elemento que es tratado como un problema que la organización puede resolver exclusivamente desde pautas protocolizadas de actuación”.
Para evitar que esto suceda es indispensable, según Sánchez Fierro, fortalecer la posición del médico, “a fin de que en función de su criterio clínico, pueda instaurar y desarrollar el tratamiento que, caso a caso, sea el más adecuado para cada paciente, tal y como establece el Consensus Paper, aprobado por la Comisión Europea en Abril de 2013”. Por tanto, “las guías y protocolos que se aprueben deberían servir para orientar al médico, de modo que pueda conseguir el mayor beneficio para el paciente, tal y como dice la Ley de Garantías y Uso Racional de los Medicamentos y Productos Sanitarios, además de contribuir a la sostenibilidad del SNS”.