La interconsulta (IC) médica es el sistema habitual de relación y coordinación entre los diversos servicios asistenciales hospitalarios. Entre las áreas implicadas en la interconsulta resalta fundamentalmente Medicina Interna por el carácter polivalente y los diversos conocimientos en torno a varias especialidades de sus profesionales. “Los internistas somos los especialistas más interesados en la organización, valoración y estandarización de las interconsultas, ya que es algo a lo que damos mucha importancia y que nos afecta diariamente en nuestro trabajo”, señala el doctor Eduardo Montero Ruiz, coordinador del Grupo de Asistencia Compartida e Interconsultas de la SEMI.
Sobre este campo de la medicina se debate en la II Reunión de Asistencia Compartida e Interconsultas de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI), que se celebra en el Colegio Oficial de Médicos de Madrid y a la que asisten alrededor de 50 especialistas, para actualizar información en torno a ello y subrayar la labor del internista en estos casos.
Debido, principalmente, a las crecientes comorbilidades que presentan muchos de los pacientes ingresados en hospitales y también por el aumento de la especialización médica de los profesionales, estas interconsultas se hacen cada vez más necesarias. No obstante, existen problemas destacados en torno a ellas, como la demora en el tiempo de respuesta, la falta de comunicación entre profesionales o la delimitación de la responsabilidad de cada experto, además de la importante carga de trabajo que implica para estos profesionales.
Por ello, y con el fin de subsanar estos problemas que presenta la interconsulta, se ha ido realizando en los últimos años un modelo diferente de organización asistencial: la asistencia compartida (AC), en la que dos especialistas diferentes comparten la responsabilidad y autoridad en la atención de un paciente quirúrgico ingresado, incluyendo también la medicina perioperatoria.
“La asistencia compartida globaliza y agiliza la atención médica del paciente hospitalizado, con la colaboración conjunta del médico internista y del especialista correspondiente, sin necesidad de poner en marcha el mecanismo de la interconsulta”, señala el doctor Eduardo Montero; quien recalca las ventajas de la AC frente a la interconsulta y añade que “aunque la comunicación entre médicos ha evolucionado mucho gracias a las nuevas tecnologías, el proceso de interconsulta no ha variado en muchos años, por lo que la asistencia compartida se está desarrollando cada vez más ya que corrige los problemas que presenta la IC”.
De este modo, y gracias a los beneficios para la asistencia a los pacientes y por el ahorro económico que supone esta asistencia compartida en comparación con la interconsulta, los expertos abogan por su aplicación en algunas áreas en las que todavía no está desarrollada, como en Obstetricia. “A diferencia de otros países, la Medicina Obstétrica no está desarrollada en España, y abogamos por su aplicación, ya que creemos que los internistas podemos aportar grandes beneficios a las mujeres embarazadas, al igual que ya los disfrutan otros tipos de pacientes, tal y como se ha demostrado en otros países”, explica el experto. A pesar de ello, sí existen áreas en las que esta disciplina está más desarrollada, como son la Ortopédica y Traumatología, Cirugía Vascular y Psiquiatría; y, poco a poco, se está empezando a implantar en otros muchos servicios.
Asistencia compartida en el perioperatorio
La asistencia compartida se lleva a cabo en la atención a los pacientes quirúrgicos ingresados, incluyendo también la medicina perioperatoria. Precisamente, la desnutrición en el paciente que va a ser operado es un problema importante, pudiendo alcanzar hasta a un 50% de los mismos, implicando mayor riesgo de mortalidad y de complicaciones.
Además, en muchos casos la AC “ayuda a revertir la anemia perioperatoria sin necesidad de transfusión, mediante la administración de hierro intravenoso”, comenta el doctor. De hecho, algunos protocolos de manejo de la anemia perioperatoria en Cirugía Ortopédica y Traumatología han reducido en casi un 50% las transfusiones sanguíneas.
Regulación y organización de la interconsulta
Sin embargo, este avance de la asistencia compartida no supone la eliminación definitiva de la interconsulta, sino que, tal y como afirma el doctor Eduardo Montero, “se van a seguir solicitando y respondiendo interconsultas, por lo que es necesario organizarlas y regularlas para que sean lo más eficaces y eficientes posible, siendo este uno de los objetivos fundamentales del Grupo de la SEMI”.
Un ejemplo de ello se da en torno a los pacientes pluripatológicos donde, por las características propias de estos enfermos, resulta clave y necesario el buen funcionamiento de la interconsulta. “Por la situación de estos pacientes es casi seguro que requerirán la colaboración de diversos especialistas, la cual se realiza mediante las interconsultas. Por ello, es esencial que funcionen adecuadamente, porque si son realizadas incorrectamente se alarga la estancia hospitalaria, aparecen complicaciones y se incrementa el coste sanitario”, argumenta el experto.
II Reunión de Asistencia Compartida e Interconsultas de la SEMI
Esta II Reunión de Asistencia Compartida e Interconsultas de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) pretende “poner al día aspectos de interés para los miembros del grupo y actualizar información en torno a este ámbito”, señala el doctor Eduardo Montero. En esta ocasión, la novedad respecto al año pasado radica en el mayor protagonismo que adquieren los médicos residentes, que incluso “van a impartir una de las ponencias para explicar cómo ven ellos la actividad asistencial en AC e IC”, añade el doctor.
El Grupo de Trabajo de Asistencia Compartida e Interconsultas fue creado hace dos años con el objetivo de hacer visible, cuantificar y ordenar esta actividad realizada por los internistas, además de fomentar la investigación clínica de la asistencia compartida. De este modo, según afirma el doctor Eduardo Montero, “desde la SEMI contamos con un apoyo claro al grupo, pero también las autoridades sanitarias deben tomar conciencia, a todos los niveles, de los problemas y el gasto que suponen las interconsultas y de los beneficios y ahorro económico que ofrece la asistencia compartida”.