Ustekinumab, uno de los fármacos biológicos más cómodos en artritis psoriásica con una de las tasas de persistencia más altas

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Con el fin de analizar la aportación de la inhibición de la vía IL12/23 en el tratamiento de la artritis psoriásica (APs) en la práctica clínica real, Janssen ha organizado el simposio satélite titulado Una opción terapéutica diferente para los pacientes con artritis psoriásica en el marco del XLIII Congreso de la Sociedad Española de Reumatología (SER). Para ello, un panel de expertos ha revisado los datos procedentes de la experiencia clínica española en estos pacientes con ustekinumab (fármaco biológico desarrollado y comercializado por Janssen con el nombre de STELARA).

El doctor Rubén Queiro, médico reumatólogo del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), explica que los fármacos biológicos son los fármacos más efectivos para tratar la APs,  ya que no solo cubren adecuadamente sus distintas manifestaciones, sino que también detienen el daño estructural que genera la enfermedad en las articulaciones de estos pacientes. “Ustekinumab es un fármaco con una eficacia contrastada para tratar las manifestaciones articulares, cutáneas y ungueales de la artritis psoriásica. Es, hoy por hoy, uno de los fármacos biológicos más seguros y cómodos de usar, lo que repercute en  tasas de supervivencia m altas”.

Concretamente, en la consulta monográfica de artritis del HUCA han tratado hasta la fecha unos 50 pacientes desde marzo del 2015 y un 56% de ellos están en situación de MDA (Minimal Disease Activity), un objetivo de tratamiento muy exigente, y con un porcentaje similar a lo conseguido por los antiTNF en la práctica clínica. “Por otra parte, hemos tratado a pacientes con todo el espectro de manifestaciones de la artritis psoriásica y el fármaco se ha mostrado efectivo y con un perfil de seguridad favorable en todos esos dominios de la enfermedad”.

De acuerdo al experto, en el campo de la APs se están consiguiendo éxitos en su abordaje global debido a los avances tanto terapéuticos como a los nuevos conocimientos etiopatogénicos de la enfermedad. En concreto, “los avances en el tratamiento han venido desde dos frentes; de la llegada de nuevas moléculas que atacan la inflamación psoriásica desde distintos enfoques (anti IL23, anti-IL17, anti PDE4), y de la distinción en las medidas de desenlace que apuntan hacia objetivos de tratamientos más exigentes, pero al tiempo realistas, como conseguir la respuesta MDA”. 

Retos en el tratamiento de la artritis psoriásica

Una de las principales complicaciones en los pacientes con APs es el daño estructural prematuro ligado a un retraso diagnóstico que, como puntualiza el experto, “por desgracia no raro en esta patología”. De hecho, su diagnóstico tarda una media de 5 a 7 años y uno de los actuales retos es conseguir diagnosticar la artritis psoriásica antes de los 6 meses después de su comienzo, e iniciar, asimismo, el tratamiento adecuado inmediatamente, ya que esto parece mejorar el pronóstico de la enfermedad. Se estima que entre un 2-3% de la población general padece psoriasis y, de ese porcentaje, aproximadamente un tercio sufrirá a lo largo de su vida artritis psoriásica.

 

En opinión del doctor Queiro, en estos pacientes es frecuente la comorbilidad cardiovascular con su consecuencia en forma de desenlaces cardiovasculares adversos y recorte en la expectativa de vida. “También nos preocupa la seguridad de las actuales terapias a medio y largo plazo. El pronóstico de la enfermedad sigue cambiando en sentido favorable gracias a las estrategias de abordaje conjunto derma-reuma y el uso protocolizado de las terapias clásicas (MTX, anti-TNFs) y las más novedosas. No obstante, el pronóstico puede verse ensombrecido por el retraso diagnóstico y la comorbilidad cardiovascular”, advierte.

 

La importancia de un abordaje multidisciplinar

 

En el simposio también se ha destacado la importancia de seguir trabajando por mejorar la colaboración entre reumatólogos y dermatólogos, ya que es esencial para el diagnóstico, tratamiento y buen control del paciente. “El abordaje integral derma-reuma es esencial, pues la mayoría de pacientes con APs empiezan su enfermedad en forma de psoriasis cutánea y/o ungueal. Por su parte, la integración de la enfermedad junto a sus otras comorbilidades (cardiovascular, intestinal, ocular, hepática, etc.) está haciendo que empecemos a hablar de un abordaje más holístico de la enfermedad con interacciones cada vez más estrechas entre distintos especialistas”.

En esta línea, ha continuado el doctor, es interesante que algunos fármacos biológicos cubran de manera adecuada todas esas comorbilidades, para garantizar una calidad de vida óptima en esta población. “Parece claro que aquellos pacientes que, con independencia del tratamiento empleado, alcanzan un buen objetivo terapéutico como el MDA son los que a su vez tienen menos deterioro en su salud en general”, ha sentenciado el doctor Queiro.

 

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