¿Meta o camino?

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¿Qué es lo más importante en una carrera, llegar a la meta? ¿Podemos llegar a perdernos cosas importantes por tener nuestra mirada fijada en la meta? Es más, ¿podemos llegar a perdernos la vida mientras vamos hacia la meta?

En el ámbito del coaching y el crecimiento personal se pone mucho énfasis en marcarse objetivos, metas que alcanzar y tomar acción para conseguirlas. Creo que es importante hacerlo y yo mismo me marco objetivos que me motivan, que me dan propósito y que están enmarcados dentro de mi misión. Sin embargo, también me he visto perdido en la obsesión, la energía y el esfuerzo por llegar a alcanzar esa meta. Me he dado cuenta que me estaba perdiendo el hoy, el aquí, el momento presente, o al menos no estaba siendo consciente, y al no serlo, no disfrutaba del recorrido. Es por eso que es necesario dar importancia al camino. El camino es tan importante como la meta, una meta en la que nos perdemos el trayecto nos puede llevar a un vacío, a tener que volver a marcar otra nueva de manera casi adictiva porque no hemos estado presentes, hemos estado “futuros”.

Me gusta mucho viajar en tren, ya que me permite percibir el recorrido, los paisajes de transición, además de vivir y disfrutar de cada momento. Cuando viajo en tren lo importante no es que tenga que llegar al destino a una hora concreta, elijo mirar por la ventana o cerrar los ojos, sentir, saber que el camino es importante. A veces en esos viajes me ha llegado la inspiración para algo importante, tanto que mirándolo con el tiempo me he dado cuenta que lo más importante de ese viaje no fue lo que tenía que hacer al llegar, sino lo que el camino me fue enseñando y revelando.

Entonces, ¿qué es mejor, el camino o la meta? No hay nada mejor ni peor, más bien tiene que ver con cómo nos marcamos esas metas, qué significan para nosotros, cómo hacemos el recorrido, si somos conscientes de la importancia de transitar tanto como de llegar a un destino o de alcanzar una meta.

Otra idea que podemos adoptar, tal y como propone el filósofo Osho, es que camino y meta son una misma cosa.

“Dondequiera que estoy es mi meta, lo que quiera que soy es mi meta. En el momento presente, toda mi vida converge en mí, no tengo otro lugar a donde ir. Por consiguiente, debo celebrar este momento en su totalidad“.

Esta idea nos lleva a vivir de manera armónica, espontánea, orgánica y presente, palabra que, por cierto, también significa regalo.

Seguiremos informando…

 

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