¿Están prevenidas las marcas ante el “fraude” de los “Influencers”?

¿Están prevenidas las marcas ante el “fraude” de los “Influencers”?
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Siempre han existido líderes de opinión, y siempre han existido plataformas para que estos líderes de opinión se expresaran e influyeran en la sociedad. Sin embargo, el acceso a estas plataformas ha sido siempre limitado, no todo el mundo tenía a su alcance una tribuna por la cual hacer llegar a los demás sus ideas o pensamientos. Con la llegada de internet y las nuevas plataformas, esto ha cambiado radicalmente en el mundo occidental. Ahora, cualquiera que crea que tiene algo que decir, tiene a su alcance una enorme variedad de redes sociales por las que puede hacer llegar su opinión al gran público.

Fue así, casi sin darse cuenta, que los primeros usuarios activos de internet, comenzaron a ser relevantes para una importante masa de la población, sobre todo entre los más jóvenes, que veían en sus opiniones, la autoridad de un consumidor activo, y no la de un importante académico, con una columna semanal de opinión en algún periódico de gran tirada. En estos tiempos, las ambiciones de los que finalmente acabaron por llamarse Influencers, consistían mayoritariamente en ganar seguidores, conseguir alcance. Según la publicación de Launchmetrics, Marketing de Influencia, en 2015, un 55% de los Influencers perseguían los objetivos ya mencionados. Esto cambió a partir del 2016.

Según el último Edelman Trust Barometer, por primera vez, desde que la compañía elabora este estudio enfocado en cuatro grandes instituciones – se elabora desde 2012 – empresas, gobiernos, ONGs y medios de comunicación, todos han perdido credibilidad. Aunque según el citado informe, ninguna de las cuatro instituciones es considerada como confiable, los gobiernos y los medios de comunicación no solo no son confiables, sino que están considerados como deshonestos. Esto, añadido al hecho de que la publicidad reporta cada vez menos beneficios, ha hecho que las marcas tengan que rediseñar su estrategia de comunicación, acudiendo a nuevos prescriptores libres de prejuicios.

Et voila, ya hay un nuevo negocio en marcha. Si en 2015 la mayor parte de los Influencers se centraban en generar buen contenido y aumentar su nivel de audiencia, según la revista Glamour, el pasado año 2016, un nada desdeñable 42% de expertos, sentencia que los Influencers han relegado estas premisas a un segundo lugar, y han pasado a primer lugar la retribución económica. Lovely Pepa, una famosa bloguera de moda, confesó, en el programa ‘Al Rincón’ de Risto Mejide, que una firma de moda llegó a ofrecerle entre 50.000 y 75.000 euros por una campaña. El esfuerzo del Influncer consiste, precisamente, en convertirte en uno. Requiere dedicación y trabajo, y por supuesto algo de carisma, conseguir tener muchos seguidores. Pero una vez alcanzado ese estatus, parece relativamente sencillo hacerte con una enorme cantidad de dinero.

¿Y si eliminamos el trabajo duro?

Hechos como estos, han hecho desear a millones de jóvenes convertirse en el nuevo Influencer de moda, y convertirlo en una profesión. Y hay incluso academias que te enseñan a ser youtuber y cómo monetizarlo. Pero ¿cómo saber cuánto cobra un influencer? La agencia The Mobile Media Lab, tasa en 5.000 o 7.000 dólares al mes, trabajar con un Influencer que cuente con unos de 200.000 seguidores. Si un usuario cuenta con 50.000 o 150.000 seguidores, puede ingresar entre 300 y 500 euros por una mención.

El hecho de medir tu relevancia en número de seguidores, ha disparado otra tendencia, la de comprar seguidores. Al calor de este movimiento, han florecido una importante cantidad de empresas que ofrecen paquetes de seguidores por un módico precio. Por 48 dólares cada dos semanas, hay compañías que te ofrecen un paquete de “seguidores reales” que interactúan con tus publicaciones. Para conseguir eso, además de pagar, deberás facilitar únicamente tu perfil de usuario, seleccionar la opción de “perfil público”, y en algunas ocasiones tu correo electrónico.

¿Por qué señalan lo de seguidores reales? Porque la mayoría de estas webs lo que hacen es generar cientos, incluso miles de bots, perfiles falsos, en cuestión de minutos y de forma automatizada. Por lo que tus seguidores, en realidad, no existen, y los likes o menciones de tus fotos seguirán estando como estaban antes de comprarlos. Pero tranquilo, esas mismas compañías u otras, también venden paquetes de likes y comentarios por un precio parecido.

Para demostrar la facilidad con la que la industria puede ser engañada, la agencia de comunicación Mediakix ha hecho un experimento para “probar si es posible o no para las cuentas con seguidores falsos asegurarse contratos de esponsorización con las marcas”. Y lo cierto es que se ha confirmado, es posible. La agencia creó dos perfiles falsos y compró paquetes de 1.000 seguidores por valor de entre 3 y 8 dólares cada paquete. Del mismo modo compraron likes y comentarios, por un precio similar al anterior.

Cuando los dos perfiles estuvieron listos, y alcanzaron los 10.000 seguidores, diferentes marcas empezaron a interesarse en firmar contratos con ambas “Influencers”. Según la compañía, las marcas les ofrecieron, por cada campaña, “una compensación económica, productos gratis, o ambas cosas”. Las marcas estaban dispuestas a pagar entre 130 y 400 dólares. Este experimento ha puesto sobre la mesa la facilidad con la que las marcas pueden caer en un fraude, y si existen herramientas reales para las marcas para medir la influencia real de las personas con las que se llega a acuerdos comerciales.

Mientras tanto, la credibilidad de los Influencers sigue intacta, será cuestión de tiempo saber si esto sigue siendo así.

Seguiremos informando…

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